Autos eléctricos, la revolución tecnológica en transporte
En los últimos años, con la convergencia de
 una mejor tecnología de batería, materiales más livianos y pequeños, y 
motores eléctricos más potentes, han surgido tipos de transporte 
completamente nuevos. El sistema de propulsión eléctrico, a diferencia 
del motor de combustión interna, tiene una gran capacidad de escala, con
 capacidad para impulsar desde una patineta de 5 kilos hasta un bus de 
20 toneladas.
Si digo “vehículo eléctrico personal”, probablemente pensará en un Segway y no en una “revolución del transporte global”.
Sin embargo, en los últimos años, con la convergencia de una mejor 
tecnología de batería, materiales más livianos y pequeños, y motores 
eléctricos más potentes, han surgido tipos de transporte completamente 
nuevos. El sistema de propulsión eléctrico, a diferencia del motor de 
combustión interna, tiene una gran capacidad de escala, con capacidad 
para impulsar desde una patineta de 5 kilos hasta un bus de 20 
toneladas.
Esta explosión de nuevos vehículos posibilita dos revoluciones: la 
tecnología de conducción autónoma y la transición desde la propiedad de 
vehículos al transporte como un servicio.
 Juntas, estas dos fuerzas tienen el potencial de transformar el 
estilo de vida de la gente tanto como lo hizo el Model T de Ford Motor 
Co. un siglo atrás. A medida que la conveniencia y la seguridad de los 
servicios de taxi autónomos atraigan cada vez a las masas, la naturaleza
 de la optimización de la red lleva a que probablemente tenga sentido 
para Uber, Lyft y empresas similares atender a nuestras necesidades con 
diferentes tipos de vehículos, desde unipersonales a un bus para 
fiestas. También podría significar que su garaje no será sólo para 
guardar su auto.
 Esta ha sido la promesa de los vehículos eléctricos desde el EV1 de
 General Motors y el modelo eléctrico RAV4 original de Toyota Motor. 
Puede que la transformación no suceda tampoco esta vez, ya que aún 
existen enormes problemas por resolver tanto en cuestiones de 
infraestructura como de tecnología de baterías.
No obstante, los fabricantes de vehículos eléctricos ya están 
superando grandes obstáculos. Entre otras cosas, la rápida expansión del
 mercado ha generado una demanda de partes, lo que a su vez las ha 
abaratado y vuelto más accesibles, de forma similar a lo que ocurrió con
 los teléfonos móviles.
Esas tendencias quedaron en evidencia en la Feria de Electrónica de
 Consumo de Las Vegas de este año. La avalancha de vehículos personales 
incluía modelos más ligeros y potentes. Estos, como las patinetas, 
constituyen lo que los planificadores urbanos denominan transporte del 
“último kilómetro”; pueden llevarse en medios de transporte masivo y son
 particularmente útiles para distancias cortas en ciudades densas. Con 
la combinación de motores avanzados, velocidades de hasta 30 kilómetros 
por hora y facilidad de uso incluso para los principiantes, pueden 
eliminar los desafíos que presentaban sus predecesores manuales.
La movilidad, tanto como la diversión, es la razón por la que la 
patineta eléctrica Swagtron Swagger está hecha de fibra de carbono y 
pesa apenas 7.7 kilos, pero tiene una autonomía de 24 kilómetros y una 
velocidad máxima de 24 km/h, según un vocero de la empresa. Con un 
precio de 400 dólares en Estados Unidos, cuesta lo mismo que una 
bicicleta decente y no le exigirá ni una gota de sudor.
 También existen vehículos más grandes como el scooter eléctrico 
GenZe 2.0 de Mahindra Group, que tiene una batería extraíble y 
recargable, y el Gogoro Smartscooter, que puede acelerar de 0 a 50 km/h 
en 4.2 segundos y ofrece una velocidad máxima de 95 km/h.
El Arcimoto SRK, un vehículo techado de tres ruedas, saldrá al 
mercado en los próximos meses a un precio de 11 mil 900 dólares y 
buscará atraer a los que necesitan un segundo auto. El prototipo i-Road 
de Toyota está dirigido al mismo mercado, así como el Renault Twizy, que
 parece un carrito de golf inflado.
 En 2015, los autos pasaron a ser los mayores consumidores de 
baterías de iones de litio por valor. En consecuencia, “las baterías se 
están volviendo entre 4 y 8 por ciento más baratas cada año, y ese 
efecto compuesto durante los últimos cinco años ha tenido un impacto 
enorme” sobre la industria de vehículos eléctricos, dice Ryan Popple, 
presidente ejecutivo del fabricante de autobuses eléctricos Proterra.
Las mismas fuerzas del mercado han hecho que los materiales 
compuestos sean más accesibles ahora para prácticamente cualquier 
fabricante de vehículos eléctricos. Para que estos vehículos tengan una 
buena autonomía y aceleración, aligerarlos es tan importante como añadir
 más baterías. La fibra de carbono es tan vital para la patineta 
Swagtron como para el auto deportivo eléctrico i8 de BMW, que cuesta 140
 mil dólares, y los buses de Proterra.
Los vehículos de Arcimoto tendrán “capacidad autónoma desde el 
primer día”, afirma su presidente, Mark Frohnmayer, cuya visión a largo 
plazo es proveer vehículos de conducción autónoma para flotas de autos 
que complementen el transporte público masivo.
 A medida que Uber, Lyft y sus rivales internacionales avanzan hacia
 su meta de ofrecer servicios de taxi totalmente autónomos -lo que para 
muchos representaría el fin de la propiedad de autos- los vehículos 
eléctricos asumen un papel protagónico por una serie de razones. En 
primer lugar, hay un ahorro de costos de combustible conforme los autos 
eléctricos se acercan a una paridad con los vehículos convencionales. 
Segundo, los vehículos eléctricos son más fáciles de recargar de forma 
segura y automática. Y tercero, las automotrices simplemente no están 
interesadas en desarrollar su tecnología de próxima generación a partir 
del motor de combustión interna.
 Lo que está en el medio son dos obstáculos igualmente difíciles: 
cambiar la mentalidad de los consumidores y renovar la infraestructura 
de transporte.
Debido a esto, la revolución de los vehículos eléctricos podría 
tener un mayor impacto fuera de EU. Frohnmayer, de Arcimoto, cree que EU
 será uno de los mercados más difíciles para la empresa. China, India e 
incluso Europa tienen ciudades más densas, menores tasas de propiedad de
 autos, peores problemas de polución y una necesidad general de más 
medios de transporte pequeños, ligeros y libres de emisiones.
Desafortunadamente, pese a que el sistema de transporte resultante 
promete ser más ecológico, eficiente e incluso divertido, probablemente 
no habrá menos tráfico.
“Casi que no puedo aguantar la risa cuando la gente dice que los 
vehículos autónomos eliminarán el tráfico”, señala Popple, de Proterra.

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