Los coches eléctricos requieren mucha menos materia prima que los de nafta o diésel
La Federación de Transporte y Medio Ambiente es una estructura europea que cobija a organizaciones no gubernamentales que trabajan en el campo del transporte y el medio ambiente. Promueve el transporte sostenible, lo que significa plantearse el transporte de una manera ambientalmente responsable, económicamente sólida y socialmente justa. La política de transporte debería minimizar los impactos nocivos en el entorno y la salud, fomentar que los recursos se utilicen del modo más eficiente, y garantizar la seguridad y el acceso suficiente para todos.
Esta organización, periódicamente, emite un documento del que este artículo no es un resumen si no una presentación. Quienes están interesados en el tema pueden acceder al documento completo en Transporte y medio ambiente (2021), Del combustible sucio a las baterías limpias
https://www.transportenvironment.org/publications/batteries-vs-oil-comparison-raw-material-needs
Los vehículos eléctricos (VE) consumen solo una fracción de los materiales necesarios para producir y conducir un vehículo con motor de combustión interna (MCI), y usarán cada vez menos a medida que evoluciona la tecnología de las baterías, según un nuevo estudio de la organización europea del transporte Transport & Environment (T&E).
El nuevo estudio publicado en Marzo 2021 destaca que solo se pierden 30 kilogramos de materias primas en la producción y el uso de un automóvil eléctrico después de que el 70% se recicla al final de su vida útil, en comparación con los 17,000 litros de combustible quemado por los automóviles de MCI.
Es una cantidad enorme, aún más notoria con la comparación que hace Lucien Mathieu, analista de transporte y movilidad eléctrica de T&E, coautor del informe, que dice:
“Cuando se trata de materias primas, simplemente no hay comparación”, “Durante su vida útil, un automóvil de combustible fósil promedio quema el equivalente a una pila de barriles de petróleo, de 25 pisos de altura. Si se tiene en cuenta el reciclaje de los materiales de las baterías, solo se perderían alrededor de 30 kg de metales, aproximadamente el tamaño de una pelota de fútbol.
Los estudios subrayan cómo una transición a la movilidad eléctrica puede tener un impacto importante en la reducción de la dependencia del petróleo crudo, porque la mayor parte del material perdido en un vehículo MCI está en su uso de combustible y la producción y distribución de ese combustible.
Como señala T&E, el 77% del consumo de energía durante el ciclo de vida de un vehículo con MCI está en la quema de combustible. Otro 18% se utiliza en la refinación, extracción, producción y transporte de ese combustible. El resto está en la producción del vehículo.
En conjunto, la fabricación y quema de combustible representa el 95% del consumo de energía de un vehículo con MCI. Una vez que el combustible líquido es quemado, no hay forma de recuperarlo, dejando los productos de la combustión en el medio ambiente.
En
comparación, el uso de electricidad para recargar un vehículo eléctrico de
batería representa el 60% de su consumo
de energía durante el ciclo de vida, mientras que la producción de baterías
representa el 23% y la producción del vehículo en sí representa el 11%.Esto
supone que el 7% restante es el consumo de energía del ciclo de vida de la
energía eólica y solar si el vehículo eléctrico funciona únicamente con energías
renovables, hacia lo que la incorporación a las redes eléctrica se está haciendo
más frecuente.
T&E también señala que la brecha entre el uso de materiales y energía se incrementará a medida que mejore la tecnología de las baterías y si se logran los objetivos de reciclaje que ahora propone la Comisión Europea.
Esto se debe a que los avances tecnológicos harán que la cantidad de materias primas necesarias para fabricar baterías se reduzca significativamente durante la próxima década.
Específicamente, el documento dice que espera que la demanda de litio por kilovatio-hora de batería se reduzca a la mitad, el cobalto en tres cuartos y el níquel, que es clave para fabricar baterías de alta densidad de energía, en un quinto.
Al reciclar los materiales de las baterías, también dice que se pueden lograr mayores reducciones en la demanda de materias primas, obteniendo el 20% de litio y níquel y el 65% de cobalto de baterías recicladas para 2035.
“Esto está muy lejos de la situación actual en la que la flota de automóviles de Europa depende casi por completo de las importaciones de petróleo crudo”, dice Mathieu.
"El aumento de la eficiencia y el reciclaje de las baterías dejarán a la UE significativamente menos dependiente de las importaciones de materias primas que del petróleo".
Durante la próxima década la cantidad de cobalto necesario para alimentar la producción de baterías en Europa se reducirá más de un 75%, mientras que el níquel se rebajará una quinta parte.
Según el análisis, para 2035 más de un 20% del litio requerido para la producción de baterías y el 65% del cobalto podrían provenir de procesos de reciclaje. T&E declaró que las cuotas de reciclaje previstas en un proyecto de ley por la Comisión de la UE reducirán significativamente la necesidad de importar nuevos materiales.
Otro aspecto que permitirá reducir la dependencia exterior de Europa será la fuerte expansión en la producción propia de baterías. Se estima que hay en marcha la construcción de unas 22 gigafábricas que se irán poniendo en funcionamiento de forma paulatina entre 2020 y 2030. Algo que se traducirá en una producción estimada de 460 GWh al año para 2025. Una cantidad suficiente para alimentar una producción de unos 8 millones de coches eléctricos y que debería permitir una autosuficiencia en este aspecto, e incluso utilizar una buena parte para alimentar los modelos destinados a la exportación a otros mercados.
Otro beneficio al que sumar también a la reducción de emisiones contaminantes y el menor costo operativo de las flotas, que se traducirá cuando los precios de los vehículos sean igual o más económicos que los de combustión interna, más dinero en los bolsillos de los ciudadanos y mayor industrialización en sectores relacionados como el propio reciclado de baterías, la instalación de energías renovables, instalación y mantenimiento de las redes de recarga…etc.
Estando en las vísperas del envío por parte del poder Ejecutivo al Congreso del proyecto de la Ley de Electromovilidad, que se propone fijar las bases para difundir la producción y venta de autos eléctricos en la Argentina, documentos como el citado refuerza la idea de la necesidad de acotar progresivamente, en nuestro país, la gravitación de los vehículos con motor de combustión interna, de considerar los beneficios y los desafíos para tal fin.
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