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miércoles, 25 de agosto de 2021

El frenado regenerativo y límites de la regeneración

Movilidad Eléctrica: el frenado regenerativo y límites de la regeneración

 

El freno regenerativo es un dispositivo que permite reducir la velocidad de un vehículo transformando parte de su energía cinética en energía eléctrica. En trenes eléctricos alimenta la fuente de energía del mismo. En vehículos de baterías y vehículos híbridos, la energía se almacena en un banco de baterías o en una batería de condensadores para un uso posterior. El frenado tradicional, basado en la fricción, se sigue usando para completar en el último tramo el frenado a velocidad cero.

La clave de su aplicación es la utilización de la máquina eléctrica que funciona normalmente como motor, en generador  de energía eléctrica. En este caso, la acción de generar energía eléctrica determina un par de oposición al movimiento que se traduce en un efecto de desaceleración del móvil. No todos los tipos de motores eléctricos son óptimos para general energía eléctrica.

 


 

 

 

 Breve explicación del mecanismo de regeneración

Para comprender  el funcionamiento del  freno regenerativo de un coche eléctrico hay que tener en cuenta el siguiente proceso en el que están íntimamente involucrados el motor/generador y el controlador del mismo (inverter).

Cuando el controlador electrónico funciona en modo motor toma la corriente continua de las baterías, la transforma en una onda eléctrica alterna y  alimenta el motor. Esa energía sobre el arrollamiento del estator (elemento fijo) genera un campo magnético que interactúa con el rotor (elemento rotante). De esa manera se genera el movimiento del rotor junto a un par motriz que varían en función  de la fuerza de tracción que requiera el conductor mediante el acelerador que quien le da “ordenes” al inverter.

Cuando el conductor levanta el pie del acelerador, el controlador eléctrico hace que el sistema motor/inverter se pase a modo generador. De esta forma, se deja de enviar electricidad al estator y el campo magnético que “empujaba” al vehículo desaparece.

Pero el rotor sigue girando por la energía cinética remanente del vehículo. Y en ese punto es donde la máquina eléctrica  se convierte en generador.

Si es un motor asincrónico, el inversor tendrá que crear ciertas condiciones eléctricas  para que este pueda ser generador. Si es una máquina  sincrónica de imanes permanentes  es más sencillo porque esta situación de generación es inherente a la misma. 


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El circuito electrónico, llamado inversor (inverter), transforma  la  electricidad  de  corriente continua (C.C) almacenada en baterías eléctricas en energía de corriente alterna  (C.A)  y  de  igual  forma  en  sentido  opuesto, la energía generada, de  C.A  a C.C. Los inversores disponen de funciones para iniciar y finalizar la actuación de los generadores automáticamente. Es por esto que su aplicación en el sistema de freno regenerativo es imprescindible, además, la capacidad del inversor para procesar distintas  formas  de  energía  de  entrada  lo  convierte  en  una opción   necesaria   en   aplicaciones   de   energía   portátil,   de respaldo  y  sin  conexión  directa  a  la  red  como  en  vehículos  eléctricos.

 

En el caso del motor de inducción, el inversor debe estar presente para suministrar energía al campo antes de que pueda actuar como generador, por lo que en ausencia de cualquier excitación de campo, el rotor sería solo un trozo de metal que gira. Sin embargo, el motor sincrónico de imanes permanentes siempre producirá un voltaje cuando su eje esté girando, y si su eje gira mucho más rápido de lo que podría dar el voltaje disponible del paquete de baterías, entonces el inversor tiene que ajustar el tiempo de sus corrientes de fase para atenuar parcialmente los efectos del campo permanente (también conocido como debilitamiento de campo). El debilitamiento de campo se usa tanto en modo motor como en modo generador; en el primero, permite que el motor gire más rápido a costa de disminuir el valor de par, mientras que en el segundo evita la destrucción del inversor debido al exceso de corriente generada  que regresa a la batería.

 

La energía recuperada por  regeneración tiene que pasar por el proceso de conversión completo, de químico a eléctrico, mecánico a vial, dos veces. Las eficiencias típicas para cada paso  en este proceso son 99% para baterías de química de litio, 96-98% para inversores, 80-95% para motores (aunque esto puede ser menor, según el rango de potencia), 95% para diferenciales de engranajes de transmisión mecánica y, finalmente, 85-95% para neumáticos. Incluso tomando los mejores valores de caso para cada cifra, se obtiene una eficiencia general de la batería al pavimento del 83% y una eficiencia de ida y vuelta del 69%; en otras palabras, se regenera una fracción de la energía cinética dado que hay muchos factores que influyen en el proceso.

 

Existen límites energéticos de regeneración

El par máximo de regeneración es generalmente el mismo que durante la tracción, y aunque este par puede ser impresionante, todavía no se acerca a lo que pueden lograr los frenos mecánicos, por lo que la regeneración no puede sustituir completamente a los frenos mecánicos.

La ecuación para calcular la potencia efectiva de los frenos para desacelerar a velocidad cero una masa dada a una fuerza "g" dada  es  la conocida fórmula de potencia para acelerar un móvil:

P = m * a * v

donde P está en vatios, m es la masa en kg, a es aceleración en m/s2 y v es velocidad en m/s.

Por ejemplo, el Audi e-tron Quattro 2019 (dos motores asíncronos: un motor de 181 hp para el eje delantero y una unidad de 221 hp para el trasero) tiene una masa estimada de 2.400 kg, y debe ser  capaz de frenar a 0.8 g de desaceleración (1 g = 9.81 m/s2); si viaja a 100 km/h (27.78 m/s), eso se traduce en una potencia de frenado de 523 kW.

(Compare este valor con la potencia total de sus motores: 300 kW)

 

El uso de la regeneración para desacelerar  una velocidad demasiado baja podría no producir suficiente potencia para superar las pérdidas en los componentes eléctricos de la transmisión. Esto llevaría a que la regeneración en realidad disminuye el rango en comparación con el frenado mecánico. Anotar números exactos para estas pérdidas es notoriamente difícil, pero un rango razonable sería de 5 - 20 kW sólo para los componentes eléctricos (mayor para vehículos más pesados / de mayor potencia / menos eficientes). Disminuir la velocidad de  desaceleración, en el ejemplo anterior, a  0.01 g resultaría en ~ 6.5 kW de potencia de  regeneración, pero si las pérdidas eléctricas combinadas son, supongamos, 8 kW, entonces se producirán ~ 1.5 kW de consumo adicional en la batería.

 

Del mismo modo, una vez que la velocidad se encuentra por debajo de un cierto valor, el sistema de regeneración no devolverá un valor importante de energía, aún si la tasa de desaceleración es alta.

La ecuación de energía cinética:    Ke = 0.5 * m * v2

donde  Ke  está en  joules (o vatios-segundos), m es la masa en kg, y v es velocidad en m/s, muestra que la energía generada disminuye drásticamente al disminuir la velocidad.

Un vehículo de 2400 kg que viaja a 100 km/h tiene 926 kJ (0.26 kW-h) de energía recuperable, pero a 10 km/h se reduce a 0.0026 kW-h, o sea 100 veces menos. Incluso sin pérdidas  que considerar, es solo de 2.6 vatios-hora de energía.

 

Aunque no existe ningún sistema de recuperación de energía perfecto, el freno regenerativo recupera una gran parte de la energía (valor promedio 30%) que de otro modo se pierde totalmente en forma de calor disipado al medio ambiente y este detalle en la ecuación energética total del vehículo, no es para desestimar.

 

Ing. Ricardo Berizzo

Cátedra: Movilidad Eléctrica

U.T.N. Regional Rosario                                                                                          2021.-

 

 

lunes, 23 de agosto de 2021

Estos son los beneficios de apostar por una arquitectura de 800 voltios en el coche eléctrico

 

Estos son los beneficios de apostar por una arquitectura de 800 voltios en el coche eléctrico


En los últimos meses estamos escuchando con cada vez más asiduidad la palabra 800 voltios asociado a los nuevos coches eléctricos. Una alternativa que han seleccionado marcas como Hyundai, KIA y Porsche. Pero la pregunta es por qué optar por esta arquitectura cuando el resto del mercado apuesta por los 400 V.

Sin duda el elemento más publicitado de este sistema es su capacidad de acceder a recargas ultrarrápidas con potencias de hasta 350 kW. Algo que en modelos como el KIA EV6 o Hyundai IONIQ 5 supone que pasar del 10% al 80% necesita apenas 18 minutos, mientras que para recuperar 100 km WLTP de autonomía apenas necesita apenas 5 minutos.

Cifras impresionantes pero que denotan una de las peculiaridades de esta tecnología, donde el marketing juega su papel. Y es que a pesar de publicitar los «hasta 350 kW» la realidad es que de momento el pico máximo logrado por estos modelos es de 270 kW conseguidos por el Porsche Taycan, o los 225 kW del Hyundai IONIQ.

Pero más allá de los aspectos publicitarios, el apostar por un sistema de 800 voltios supone hacerlo por una arquitectura más sencilla en aspectos como los materiales. Al aumentar el voltaje se consigue incrementar la potencia, sin la necesidad de emplear un sistema de cableado y de conectores de mayor sección, que son más voluminosos y pesados. Algo que se traduce en que con más voltaje, los vehículos contarán con menos corriente y eso se traduce en un menor uso de cobre y de otros materiales en la construcción del coche.

Otro aspecto de contar con un mayor voltaje, supone el poder usar una corriente más baja al cargar, lo que reduce la temperatura y permite una mejor retención de energía en el sistema. Esto se traduce en un mejor aprovechamiento efectivo de la energía que sale del cargador, reduciendo al máximo las pérdidas y aumentando la eficiencia del conjunto.

Una de las desventajas de esta tecnología es su dualidad. Y es que los modelos con sistemas de 800V deben ser capaces de cargar en estaciones de 400V. Lo contrario sería un disparate.

Cuando se conecta a un cargador de 800 V, la corriente llega directamente a la batería y permite sacar el máximo partido al sistema. Pero cuando el vehículo se conecta a un cargador de 400 V, modelos como el KIA EV6 o el Hyundai IONIQ tienen que usar el motor del vehículo y el inversor para convertir la corriente de 400 V procedente de la estación de carga en 800 V, de modo que puede cargar la batería con la tensión máxima. Algo que puede suponer pérdidas de eficiencia en el proceso de transformación.

Queda por ver la cuestión de los costes de fabricar uno u otro sistema. Como hemos visto a priori al usar menos materiales debería ser una opción más económica. Pero la economía de escala de esta alternativa también será menor, lo que puede traducirse en mayores costes de inicio para las marcas.

Un aspecto no demasiado importante en modelos como el Porsche Taycan, que se mueve en precios a partir de los 90.000 euros, pero que si puede tener a corto plazo su importancia en alternativas como el KIA EV6, que arranca en «solo» 46.450 euros.

Noruega nos da muestra del futuro a medida que los autos eléctricos hacen desaparecer las ventas de autos a gasolina

 

Noruega nos da muestra del futuro a medida que los autos eléctricos hacen desaparecer las ventas de autos a gasolina

Por: Fred Lambert  (Editor in Chief and Main Writer at Electrek)

Noruega nos muestra otro vistazo del futuro a medida que los automóviles eléctricos están haciendo que las ventas de automóviles a gasolina se desvanezcan en el mercado.

Los últimos datos de ventas de automóviles nuevos de Noruega muestran que el mercado de automóviles a gasolina está desapareciendo a un ritmo increíble.

 

 

Noruega está muy por delante en lo que respecta a la adopción de automóviles eléctricos.

El país tiene fuertes impuestos sobre los vehículos que funcionan con combustibles fósiles que representan su costo para el medio ambiente y la salud pública.

Dentro de ese mercado, hace que los vehículos eléctricos sean más competitivos, y el mercado local de vehículos eléctricos ha crecido enormemente, con nuevos modelos de vehículos disponibles.

La cuota de mercado de los vehículos eléctricos en Noruega se ha convertido en la más alta del mundo y nos está dando una idea de lo que sucederá en otros mercados.

En 2020, los automóviles totalmente eléctricos alcanzaron una participación de mercado récord del 54% del total de ventas de automóviles nuevos de Noruega.

Noruega está en camino de aplastar esos resultados en 2021.

Los últimos datos de julio muestran que los automóviles eléctricos tienen una participación de mercado del 64% y el 58% en lo que va del año:

 

Como puede ver, las cuotas de mercado de los vehículos diésel y de gasolina están desapareciendo a un ritmo impresionante. El mes pasado, estaban solo al 4% del mercado cada uno. Sobre una base anual, cada uno cayó del 10% del mercado el año pasado al 5% en lo que va de este año.

También es importante tener en cuenta que todos los automóviles eléctricos nuevos que llegan al mercado son importados y, por lo tanto, las estadísticas mensuales de Noruega pueden verse muy afectadas por la sincronización de los envíos de automóviles nuevos.

En julio, el Ford Mustang Mach-E tuvo un gran impacto con casi 900 entregas.

Estos son los vehículos  más vendidos en Noruega en julio de 2021:


Posición de  Electrek

A los detractores de los vehículos eléctricos les gusta decir que Noruega no es un buen ejemplo, ya que es solo un mercado pequeño que tiene incentivos de vehículos eléctricos extremadamente fuertes y, por lo tanto, no es representativo de otros mercados.

Estoy en desacuerdo.

Noruega hizo una corrección de mercado necesaria al gravar los automóviles a gasolina para representar realmente sus costos. Con esta corrección del mercado, los vehículos eléctricos están prevaleciendo como la mejor solución a medida que más opciones de vehículos eléctricos están llegando al mercado.

Mientras que otros mercados son más tentativos al hacer la misma corrección de mercado y, en cambio, están implementando incentivos para vehículos eléctricos que son más torpes pero más fáciles de aceptar políticamente, los vehículos eléctricos están cerrando la brecha en términos de la propuesta de valor.

Cuando cierre por completo esa brecha en prácticamente todos los segmentos, lo que veo que sucederá en los próximos cuatro años, exactamente lo mismo que está sucediendo en Noruega en este momento sucederá en la mayoría de los otros mercados.

Esos números de julio son impresionantes, pero creo que el fin de año va a ser aún más loco. Tesla Model 3 sigue siendo el automóvil más vendido en el país y se agotó en junio sin ningún envío nuevo en julio. Si hubiera habido un envío el mes pasado, las cifras serían aún más locas.

Cada nuevo vehículo eléctrico que llega al mercado también tiene un gran impacto, y habrá varios vehículos eléctricos nuevos que llegarán a Noruega a finales de año.

Incluso se espera que Tesla comience las entregas del Model Y el próximo mes, y eso por sí solo probablemente tendrá un impacto masivo. No me sorprendería que veamos un mes antes de fin de año en el que los vehículos eléctricos tengan una participación de mercado de más del 90% del mercado de automóviles nuevos de Noruega.

 

Original en:  https://electrek.co/2021/08/16/norway-glimps-future-electric-cars-make-gas-powered-car-sales-vanish/

 

viernes, 13 de agosto de 2021

Historia de la resistencia a la movilidad eléctrica

Historia de la resistencia a la movilidad eléctrica

Aproximadamente cien años atrás, Henry Ford introduce un procedimiento para la fabricación a gran escala de automóviles utilizando una secuencia de fabricación  de autos con motor de combustión interna. Una industria automovilística mundial incipiente encuentra de esa manera encausarse a través de  un método que garantiza una gran producción a bajo costo e interesantes ganancias. Décadas posteriores, esa forma de producir es perfeccionada por Toyota  introduciendo el “Just in Time” En el año 1929, antes de la Gran Depresión, en el mundo existían 32.028.500 automóviles, de los que la industria automotriz estadounidense producía alrededor del 90%.

Con la industria automotriz  nacieron  y crecieron exponencialmente las industrias del petróleo, de auto partes, neumáticos, etc. Como así también comercios de venta de repuestos, gomerías y mecánicos. Dentro de ese esquema el motor de combustión (nafta o gas-oil) generaba una garantía de venta  de elementos consumibles que torna el negocio en  permanente dependencia para que el vehículo siga funcionando. Y de esa manera un gigantesco negocio donde que todos tiene su parte proporcional e interés en la continuidad del mismo. Es por ello que la idea de la movilidad del carbono había que llevarla a su máxima expresión, esto es, anular todo vestigio de movilidad eléctrica que se había desarrollado  previo al boom del motor de combustión.

 Y por casa se comenzó. Antes de los años 1930 la gran mayoría de los desplazamientos  en Estados Unidos se realizaban en transporte público, especialmente en el interior de las ciudades, y sólo el 10% de los estadounidenses poseían automóviles. Durante los años 1920 y 1930, General Motors (GM) compró la empresa de autobús Yellow Coach, y ayudó a crear Greyhound Bus Lines. Continuando con la expansión  entre 1936 y 1950, empresas con gran interés en el automóvil, como General Motors, Standar Oil y Firestone crean la empresa National City Lines (NCL), que compra las redes de tranvías de 45 grandes ciudades de Estados Unidos para reemplazarlas por redes de autobuses fabricados por General Motors. Entre estas ciudades están Detroit, Nueva York, Oakland, Filadelfia, Saint-Louis, Salt Lake City, Tulsa, Baltimore, Minneapolis, Seattle y Los Ángeles. Reemplazaron el transporte ferroviario intercity con autobuses, y establecieron empresas subsidiarias para comprar empresas de tranvías y reemplazaron los servicios basados en ferrocarril también con autobuses.

Como consecuencia de ello, aquí se muestra un ejemplo:

 

Con la propagación de tal concepto, en décadas posteriores las redes de tranvía desaparecieron casi completamente de América del Norte, Argentina, España, y Gran Bretaña. En cambio se mantuvieron y  modernizaron en Alemania, Francia, Austria, Bélgica, Italia, Países Bajos, Escandinavia, Suiza, Japón y en toda la Europa del Este.

Algunos acontecimientos puntuales  se sucedieron, como por ejemplo, BMW  proveyó de autos eléctricos a los juegos olímpicos de Munich. En 1975, Mercedes presento la van de emisiones cero. En 1976, VW presenta el modelo Golf eléctrico y en 1990 BMW  presenta el E1, un auto eléctrico diseñado desde el origen. Todos estos casos excepcionales y exóticos.

Corría el año 1990, el estado de California, preocupado por la contaminación ambiental, dictó una ambiciosa ordenanza. La norma establecía que el 2% de los vehículos vendidos en California durante 1998 no debían emitir gases a la atmósfera, y el porcentaje se iría incrementando hasta llegar a un 10% en el año 2003.

Para cumplir con la reglamentación, a fines de 1997 la compañía General Motors lanzó al mercado su revolucionario modelo EV1. Las 1100 unidades EV1 fabricadas por GM no fueron vendidas a los interesados, sino alquiladas mediante un contrato de leasing (alquiler con opción a compra). 

El EV1 fue un auto eléctrico increíble. Un sedán de dos plazas de diseño sumamente avanzado y líneas aerodinámicas de gran personalidad y atractivo. Además de numerosos accesorios de confort: aire acondicionado, levantacristales eléctricos, cierre centralizado, reproductor de CD, dirección asistida, asientos de lujo. Para asegurar la operatividad de los EV1 en todo momento, se instalaron en California más de 500 estaciones de recarga gratuitas, muchas de ellas colocadas en lugares de gran movimiento.

Finalmente, la presión de los lobbies de todo tipo y el desdén del gobierno de George Bush (h) por el asunto (quizás debido a sus orígenes vinculados con las compañías petroleras) terminaron forzando al estado de California a reemplazar por  una normativa mucho menos exigente y estricta, tendiente a favorecer supuestamente a una mejor tecnología a desarrollar: la del  hidrógeno. Fue así que en el año 2004 y a pesar de las airadas protestas y reclamos de los usuarios, General Motors retiró de circulación (en muchos casos por la fuerza pública) a todos los EV1 para luego destruirlos por completo y dejar sus restos en un depósito de chatarra en el desierto de Arizona.

 


La movilización de los usuarios, que incluso ofrecieron pagar cualquier precio para retener sus automóviles, resultó insuficiente contra el poder de General Motors y otras automotrices (Toyota - RAV4 EV) que habían fabricado vehículos eléctricos y que tomaron la decisión de desmantelarlos tras la modificación de las normas californianas.

Y una vez más, la industria automotriz tradicional vio con buenos ojos que la primera potencia mundial le pusiese el pié encima a una “nueva” tecnología de motorización.

Utilizando como justificativo el viejo y remanido truco del reemplazo de lo nuevo por algo superador que al final nunca llega. Tal como ocurrió.

Tal vez la mayor enseñanza que nos deja el fallido proyecto EV1 y todos los antecedentes previos,  es la confirmación de una fuerte presencia de intereses que se empeñaban en continuar explotando al máximo los decrecientes recursos petroleros y una escandalosa contaminación ambiental, sin importar las consecuencias, al mismo tiempo que perjudican y retrasan la aparición de tecnologías alternativas que incluso son más eficientes y mucho menos contaminantes.

Pero la suerte estaba echada…………….…………………….….. y  algo cambió.                                Dentro del seno mismo de la cuna  de la industria automotriz tradicional aparece el “Henry Ford” del siglo XXI, el Sr. Elon Musk. En 2003, Musk visito la empresa AC Propulsion, que tenía un prototipo de coche deportivo eléctrico basado en el  Lotus Elise a nafta  al que habían adaptado un motor eléctrico y unas baterías de litio. Posteriormente fundó Tesla Motors con la intención de fabricar un coche eléctrico deportivo que fue el Tesla Roadster  el cual se presentó oficialmente al público el 19 de julio de 2006 en Santa Mónica (California). En abril de 2004 Elon Musk decidió invertir 6,3 millones de dólares en Tesla Motors y así se inició el desarrollo integral de una nueva industria automotriz de muy alta tecnología que no pudo ser anulada como tantas veces, anteriormente.

 Por otro lado sigilosamente apareció un nuevo jugador mundial con gravísimos problemas energéticos y fundamentalmente medio ambientales. Esto es, la República Popular China que  a pesar de haber desarrollado una industria automotriz con motor de combustión  a través de su Plan “Made in China 2025” centra su desarrollo en campos de alta tecnología, como la industria farmacéutica, la industria automotriz, la industria aeroespacial, los semiconductores, la informática y la robótica, etc. En lo referente a la industria automotriz, favorece el desarrollo de la movilidad eléctrica.

Tal es así, que empresas  de la industria automotriz tradicional occidental ya están asociadas con empresas chinas para el desarrollo de vehículos eléctricos a escala para el mercado propio y mundial.  Por ejemplo: Grupo de automóviles Chang'an  empresa de propiedad estatal con Suzuki, Vado, Mazda y PSA Peugeot-Citroën.   Grupo BAIC. Tiene empresas conjuntas con Hyundai y Mercedes-Benz.   GAC  fabricante de automóviles estatal chino con empresa conjunta con Fiat, Honda, Isuzu, Mitsubishi y Toyota.  Geely, es el mayor fabricante de automóviles de propiedad privada, es conocida por ser propietario de la marca sueca de automóviles Volvo y la inglesa Lotus.  Brilliance Auto, es un fabricante de automóviles estatal chino, tienen una empresa conjunta  con BMW.   Chery, fabricante de automóviles de propiedad estatal tienen una empresa conjunta con Jaguar y  Land Rover.  Shanghai General Motors en asociación con General Motors.

Es evidente que los tiempos han cambiado, el desastre  medioambiental en el que estamos sumergidos lleva a que a pesar de la resistencia remanente, se adopten acciones es pos de la eficiencia energética y  disminución de los gases de efecto invernadero y gases tóxicos. Queda la duda si es suficiente, si es demasiado tarde porque los daños son irreversibles. Imposible saberlo a ciencia cierta, si es clave adoptar una conciencia humana de tal dimensiones que apoye y ejecute acciones concretas, sin traba alguna.    

 

Ing. Ricardo Berizzo

Cátedra: Movilidad Eléctrica

U.T.N. Regional Rosario                                                                              2021.-

 

lunes, 9 de agosto de 2021

Cumplir los objetivos del Acuerdo de París puede generar 8 millones de nuevos puestos de trabajo

Cumplir con el objetivo muy por debajo de los 2 ° C aumentaría los puestos de trabajo en el sector energético a nivel mundial.

 

Cuando muchas economías aún no se han recuperado del impacto de la crisis económica que la pandemia mundial ha traído consigo, el acceso a un puesto de trabajo sigue siendo un problema sin resolver. Junto a esta realidad coexiste la amenaza de pérdida de miles de empleos lanzada durante la última década desde la industria automotriz y energética tradicional, ante la llegada de la nueva movilidad cero emisiones y la descarbonización de la economía.

Tantas veces se presiona a la clase política desde la centenaria industria automotriz y de los combustibles fósiles, con la amenaza de pérdidas de puestos de trabajo como consecuencia de la transición hacia una economía libre de carbono.

Con el fin de comprobar si estas alarmas e intentos de mantener una posición que se ha demostrado ser demoledora para el medioambiente y la salud de la ciudadanía, un grupo de investigadores a nivel internacional se ha propuesto determinar, cómo el cumplimiento de los objetivos de los acuerdos de París podría comprometer el equilibrio global del empleo en el sector energético.

En estudios previos que pretendían predecir el impacto en el empleo energético mundial, derivado de las acciones orientadas a descarbonizar las economías, se basaron en datos de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pero donde se excluyeron a países claves como India, Brasil o China.

Para subsanar esta circunstancia el equipo de investigación construyó su propio conjunto de datos globales que han llegado a cubrir 50 países. Además el conjunto de datos se centró en 11 tecnologías energéticas y cinco categorías de trabajo: construcción e instalación, operación y mantenimiento, fabricación, producción de combustible y refinación.


 Los investigadores responsables del estudio han utilizado un modelo econométrico que permite determinar los diferentes escenarios y proyectar los empleos globales bajo dos escenarios: uno en el que continuaron las políticas actuales y otro en el que los líderes mundiales se ponen manos a la obra para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, con el fin de limitar el calentamiento global por debajo de dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales.

En el estudio se ha calculado que existen 12,6 millones de personas trabajando en industrias de combustibles fósiles, 4,6 millones en energías renovables y 0,8 millones en la energía nuclear.

Las pérdidas de puestos de trabajo, alrededor del 80 por ciento, se centrarían en la extracción de combustibles fósiles. Pero el crecimiento del sector de las energías renovables lograrían compensar con creces la diferencia.

En concreto, la energía eólica y solar en particular sufrirán un incremento nunca esto antes. Esto traería consigo más del 85% de las ganancias del sector renovable. En total, el 84% de los empleos energéticos de 2050 estarán dentro del sector de las energías renovables, algo que dejaría con sólo el 11% de empleos dedicados a los combustibles fósiles, quedando un 5% restante que correspondería a la energía nuclear.

 Documento completo en: https://reader.elsevier.com/reader/sd/pii/S259033222100347X?token=B298B7F8B08395FD11DE09AF872F31AE651581F194BD12F7C6883D50B8E3BDDD048F95974B14FFEF17A0A832A60E4D87&originRegion=us-east-1&originCreation=20210809210045