Ros Brawn, director de la F1, indica que la competición puede convertirse en eléctrica en la próxima década
A pesar de que todavía hay grandes diferencias entre la Fórmula 1 y la Fórmula E,
nadie duda de que el crecimiento de la segunda está siendo imparable.
Algo que lleva a los máximo responsables del gran circo del motor a
tener un ojo en la nueva competición eléctrica.
Entre ellos está nada menos que el director de la propia F1, Ros Brawn,
que en declaraciones a la prensa británica ha puesto de relevo la cada
vez mayor importancia que están logrando y que indica supondrá que en
una década los sistemas eléctricos podrían ser los grandes protagonistas
de esta disciplina.
A pesar de esto el propio Brawn admite que de momento la Fórmula E no es una amenaza, y ve a esta competición más como una forma de pavimentar el camino para lograr un futuro más eléctrico y sostenible para las competiciones del motor del futuro.
Una F1 que podrá ser eléctrica, siempre y cuando haya interés en lograrlo. Algo que nos avisa de que la evolución de la tecnología está siendo lo suficientemente importante como incluso para pensar en una aplicación intensa dentro de esta disciplina.
Pero una de las claves para Brawn no será la tecnológica. Será la tendencia de los aficionados, que podrían inclinar la balanza hacía una aceleración de la implantación de los sistemas eléctricos en la F1. Según el máximo responsable de la competición “Creo que la Fórmula 1 evolucionará en una dirección que tendrá un equilibrio adecuado entre el deporte, la repercusión, y el compromiso con los fans. Si dentro de cinco o de diez años o cuando sea necesario, se quiera montar un tipo diferente de sistema de propulsión en la Fórmula 1, lo haremos.”
Además de los halagos por el gran trabajo que está realizando la organización de la FE, Brawn marca distancias entre ambas competiciones al identificar algunas de las principales limitaciones de la Fórmula E.
Por ejemplo apunta las diferencias del impacto que ambas tienen a nivel de audiencias o de público. También pone sobre la mesa aspectos como la limitación de potencia y velocidad de los vehículos, así como la falta de nombres relevantes asociados en aspectos como los pilotos.
Vía | Planetf1
A pesar de esto el propio Brawn admite que de momento la Fórmula E no es una amenaza, y ve a esta competición más como una forma de pavimentar el camino para lograr un futuro más eléctrico y sostenible para las competiciones del motor del futuro.
Una F1 que podrá ser eléctrica, siempre y cuando haya interés en lograrlo. Algo que nos avisa de que la evolución de la tecnología está siendo lo suficientemente importante como incluso para pensar en una aplicación intensa dentro de esta disciplina.
Pero una de las claves para Brawn no será la tecnológica. Será la tendencia de los aficionados, que podrían inclinar la balanza hacía una aceleración de la implantación de los sistemas eléctricos en la F1. Según el máximo responsable de la competición “Creo que la Fórmula 1 evolucionará en una dirección que tendrá un equilibrio adecuado entre el deporte, la repercusión, y el compromiso con los fans. Si dentro de cinco o de diez años o cuando sea necesario, se quiera montar un tipo diferente de sistema de propulsión en la Fórmula 1, lo haremos.”
Además de los halagos por el gran trabajo que está realizando la organización de la FE, Brawn marca distancias entre ambas competiciones al identificar algunas de las principales limitaciones de la Fórmula E.
Por ejemplo apunta las diferencias del impacto que ambas tienen a nivel de audiencias o de público. También pone sobre la mesa aspectos como la limitación de potencia y velocidad de los vehículos, así como la falta de nombres relevantes asociados en aspectos como los pilotos.
Vía | Planetf1
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