Según BYD, todos los autobuses diésel pueden ser sustituidos por eléctricos
Aprovechando su presencia en el pasado
Foro Europeo de la Industria del Transporte, celebrado en Paris, los
representantes en Europa del fabricante chino BYD han puesto sobre la mesa el potencial de electrificación el transporte de pasajeros mediante autobuses eléctricos.
Según el representante del fabricante asiático, Marco Bos, en la actualidad ya es posible sustituir a todos los autobuses diésel que operan en nuestras calles por modelos eléctricos. Algo que se ha logrado gracias al desarrollo tecnológico e industrial del sector en los últimos años.
Desde BYD reconocen que de momento la principal barrera es el mayor coste de los vehículos, que estiman se sitúa entre los 100.000 y los 300.000 euros según el modelo. Pero el potencial de ahorro económico y de emisiones es enorme. Una contaminación que además tiene lugar en su mayor parte dentro de las ciudades.
Pero el factor económico no es una barrera
infranqueable. Como ejemplo desde la propia BYD ponen el caso de éxito
de la ciudad donde tienen su base, Shenzhen. Allí han logrado sustituir toda la flota de autobuses diésel por eléctricos. Un total de 16.000 unidades que han convertido a la ciudad en una referencia a nivel mundial.
Para lograrlo el gobierno ha puesto sobre la mesa sólo en 2017 un total de 440 millones de euros al cambio para la adquisición de los vehículos y la creación de la red de recarga necesaria. Una inversión que permitirá lograr una reducción del consumo de 345.000 toneladas de diésel cada año, y evitar la emisión en el centro de la ciudad de 1.35 millones de toneladas de CO2 y demás partículas.
A pesar de esto no lo tendrán fácil BYD y las empresas que apuestan por una nueva forma de movilidad con autobuses eléctricos. En mercados como Europa la industria está luchando por mantener un modelo de negocio en la fabricación de autobuses diésel que sólo en países como Francia da trabajo a 12.000 personas. Algo que puede afectar a la tasa de recambio de las nuevas flotas que en muchos casos están optando por opciones como el gas. Un combustible no renovable y con emisiones de efecto invernadero.
Un casi de éxito el de Shenzhen que nos da alguna pista de que es posible contar con una flota de autobuses, y taxis, 100% eléctrica, pero que para lograrlo es necesaria la implicación del sector público que apoye el despliegue en sus primeras fases.
Desde BYD reconocen que de momento la principal barrera es el mayor coste de los vehículos, que estiman se sitúa entre los 100.000 y los 300.000 euros según el modelo. Pero el potencial de ahorro económico y de emisiones es enorme. Una contaminación que además tiene lugar en su mayor parte dentro de las ciudades.
Para lograrlo el gobierno ha puesto sobre la mesa sólo en 2017 un total de 440 millones de euros al cambio para la adquisición de los vehículos y la creación de la red de recarga necesaria. Una inversión que permitirá lograr una reducción del consumo de 345.000 toneladas de diésel cada año, y evitar la emisión en el centro de la ciudad de 1.35 millones de toneladas de CO2 y demás partículas.
A pesar de esto no lo tendrán fácil BYD y las empresas que apuestan por una nueva forma de movilidad con autobuses eléctricos. En mercados como Europa la industria está luchando por mantener un modelo de negocio en la fabricación de autobuses diésel que sólo en países como Francia da trabajo a 12.000 personas. Algo que puede afectar a la tasa de recambio de las nuevas flotas que en muchos casos están optando por opciones como el gas. Un combustible no renovable y con emisiones de efecto invernadero.
Un casi de éxito el de Shenzhen que nos da alguna pista de que es posible contar con una flota de autobuses, y taxis, 100% eléctrica, pero que para lograrlo es necesaria la implicación del sector público que apoye el despliegue en sus primeras fases.
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