Perspectivas para los vehículos eléctricos, una visión hasta 2030
En comparación con la energía
tradicional y los motores de combustión interna (ICE), el mercado de la
movilidad eléctrica se está expandiendo a un ritmo cada vez más rápido:
la flota de automóviles superó los cinco millones en 2018 y las ventas
de coches nuevos casi se duplicó en comparación con el año anterior.
Los pronósticos para los vehículos eléctricos difieren significativamente. De acuerdo con el Escenario EV30@30
(Escenario de nuevas políticas de la Agencia Internacional de la
Energía), el objetivo es alcanzar el 30 % de la cuota de mercado para
vehículos eléctricos en 2030, lo que significa que las ventas globales
deberían alcanzar los 23 millones y el stock superar los 130 millones de
vehículos.
En el escenario proyectado, esto afectaría la demanda de productos petroleros en 127 millones de toneladas de petróleo equivalente
(Mtoe). Esto no es algo planeado, pero es fácil de entender. Los coches
eléctricos apenas representan el 0,1 % del mercado mundial. Hoy en día,
sigue siendo extraño ver los coches eléctricos en la mayoría de los
países y todavía cuestan mucho más que los que consumen gasolina.
La OPEP mantiene que
los vehículos eléctricos (EVs) representarán un 1 % de los automóviles
en el 2040. El año pasado, el CEO de ConocoPhillips, Ryan Lance dijo que
los vehículos eléctricos no tendrán un impacto en los próximos 50 años,
ni probablemente en toda su vida.
Pero hasta este momento esto es lo que resalta: en los próximos años, los
modelos de Tesla, ‘Chevy’ (Chevrolet) y Nissan comenzarán a vender
coches eléctricos de largo alcance a un precio en torno a los 30.000
dólares. Otros fabricantes de automóviles y empresas
tecnológicas están invirtiendo miles de millones en docenas de nuevos
modelos. En 2020, algunos de ellos costarán menos y obtendrán mejores
resultados que sus homólogos de gasolina. El objetivo sería igualar el
éxito que el Model S de Tesla, que ahora vende más coches que sus
competidores en la clase de lujo de gran tamaño en EE. UU.
La pregunta que surge, entonces, es
cuánto se reducirá la demanda de petróleo por la implantación de los
coches eléctricos y cuándo la reducción de la demanda alcanzará el
volumen suficiente para inclinar la balanza y provocar la próxima crisis
del petróleo.
Para ello, lo primero que se necesita es
una estimación de lo rápido que crecerán las ventas de coches
eléctricos. Y el último dato es que las ventas de coches eléctricos
crecieron un 60 % en todo el mundo en 2015. Es una cifra interesante
porque coincide con la tasa de crecimiento anual de ventas que Tesla
prevé para el año 2020.
Bloomberg estima que que para 2023 los
vehículos eléctricos podrían reducir la demanda de petróleo en 2
millones de barriles al día. Esa cantidad crearía un exceso de petróleo
equivalente a la que desencadenó la crisis de precios de 2014.
Las tasas de crecimiento anual del 60 %
no parece que se puedan sostener durante mucho tiempo, por lo que
resulta un pronóstico excesivamente alto. Por ello, BNEF adopta un
enfoque más metódico en su análisis actual, tratando de prever cuándo se
producirá la caída de los costes de los vehículos eléctricos suficiente
para atraer al comprador medio de coches. Y según el modelo de BNEF,
el punto en el que la reducción de la demanda de petróleo alcanzaría
los 2 millones de barriles diarios se alcanzaría en el 2028.
El análisis de BNEF se centra en el
coste total de los vehículos eléctricos, incluyendo cosas como el
mantenimiento, los costos de la gasolina, y, lo más importante, el coste
de las baterías.
Las baterías representan una tercera
parte del costo de la construcción de un coche eléctrico y para que se
produzca una apuesta generalizada por los coches eléctricos, BNEF
considera que deben suceder cuatro cosas:
- Es necesario que los entes gubernamentales ofrezcan incentivos para reducir los costos.
- Los fabricantes deben estar conscientes que los márgenes de beneficio son muy bajos y, por lo tanto, deben aceptarlos.
- Las personas que desean adquirir un coche eléctrico deben entender que tienen que pagar más.
- El costo de las baterías tiene que bajar.
Los tres primeros alegatos ya se están
cumpliendo, sin embargo, es imposible que se mantenga en el tiempo.
Afortunadamente, el coste de las baterías se encamina en la dirección
correcta. Sin embargo, todavía hay quienes siguen siendo recelosos,
debido a:
- A los fabricantes les queda mucho para reducir el precio de los coches eléctricos.
- Todavía no hay suficientes estaciones de carga rápida para realizar viajes a larga distancia de una manera cómoda.
Muchos de los nuevos conductores en
China e India seguirán optando por la gasolina y el diésel, y el aumento
de la demanda en estos países podría superar el impacto de los coches
eléctricos, especialmente si los precios del crudo se mantienen en los
niveles actuales.
Independientemente de los escenarios
planteados, cada año que pase, habrá más coches eléctricos en las
carreteras y, definitivamente, la demanda de petróleo será menor.
Fuente: https://www.worldenergytrade.com
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