La Comisión de Transporte de Alemania propone las medidas para dar el golpe de gracia a los coches diésel y gasolina.
Más impuestos, cuotas de eléctricos…etc
La Comisión de Transportes del Gobierno de Alemania, ha publicado el primer borrador de unas propuestas que amenazan con terminar con el coche de combustión en pocos años.
Unas medidas encaminadas a la reducción de emisiones, y la aceleración
definitiva de la implantación del coche eléctrico en sus carreteras.
Estas medidas supondrán por un lado el castigo al diésel y la gasolina con el aumento en 2023 de tres céntimos de euro el litro, y a partir de esa fecha un céntimo de euro cada año. Además se terminará con los beneficios fiscales de los que se beneficia el diésel, que lo igualará en precio a las gasolinas.
Además se reducirá la velocidad de los tramos sin límite de las autobahn, a 130 km/h, y que proponen se exima a los coches eléctricos. Algo con un fuerte componente simbólico para los alemanes.
Otra medida interesante será la propuesta de poner un impuesto por emisiones a los camiones, que se estipulará en torno a los 80 euros por tonelada de CO2. Un impuesto que por supuesto no tendrán que pagar los modelos eléctricos, mientras que los híbridos podrán beneficiarse de una reducción del 75%.
La segunda parte y sin duda la más importante, es la propuesta de crear en 2025 cuotas de ventas de coches eléctricos e híbridos enchufables, que obligaría a las marcas a alcanzar un 25% de ventas de estas tecnologías cada año, mientras que en 2030 la cifra se aumentaría al 50%. Al mismo tiempo se indica que se debe incentivar con fondos públicos la compra de coches eléctricos hasta que estos logren igualarse en precio a los convencionales.
Y es que el sector del transporte es el único en el país que no ha reducido sus emisiones desde 1990. Algo que hace urgente tomar medidas para lograrlo lo antes posible para evitar fuertes sanciones desde la UE, y sobre todo el mantener unas elevadas cifras de contaminación en unas ciudades que han comenzado a defenderse con medidas como la limitación de entrada a los coches más contaminantes.
Fuente: Reuters
Estas medidas supondrán por un lado el castigo al diésel y la gasolina con el aumento en 2023 de tres céntimos de euro el litro, y a partir de esa fecha un céntimo de euro cada año. Además se terminará con los beneficios fiscales de los que se beneficia el diésel, que lo igualará en precio a las gasolinas.
Otra medida interesante será la propuesta de poner un impuesto por emisiones a los camiones, que se estipulará en torno a los 80 euros por tonelada de CO2. Un impuesto que por supuesto no tendrán que pagar los modelos eléctricos, mientras que los híbridos podrán beneficiarse de una reducción del 75%.
La segunda parte y sin duda la más importante, es la propuesta de crear en 2025 cuotas de ventas de coches eléctricos e híbridos enchufables, que obligaría a las marcas a alcanzar un 25% de ventas de estas tecnologías cada año, mientras que en 2030 la cifra se aumentaría al 50%. Al mismo tiempo se indica que se debe incentivar con fondos públicos la compra de coches eléctricos hasta que estos logren igualarse en precio a los convencionales.
Desde el organismo público son conscientes de lo agresivas que son las medidas propuestas en un borrador que
pasará por un gobierno que posiblemente maquille las cifras buscando
una mejor aceptación social. Sobre todo en lo relacionado con la subida
de impuestos que en países como Francia ha levantado grandes protestas
entre la población.
Pero al mismo tiempo indican que si Alemania quiere cumplir con unos
mínimos de reducción de emisiones, y no quedarse atrás a nivel
industrial y tecnológico con la nueva generación de coches, debe poner en marcha medidas de gran calado que por un lado desincentive la compra de nuevos coches con motor de combustión, y por el otro sea cada vez más fácil y atractivo optar por la opción eléctrica.Y es que el sector del transporte es el único en el país que no ha reducido sus emisiones desde 1990. Algo que hace urgente tomar medidas para lograrlo lo antes posible para evitar fuertes sanciones desde la UE, y sobre todo el mantener unas elevadas cifras de contaminación en unas ciudades que han comenzado a defenderse con medidas como la limitación de entrada a los coches más contaminantes.
Fuente: Reuters
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