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sábado, 3 de febrero de 2018

Londres da por completado el despliegue de puntos de recarga para coches eléctricos en las farolas públicas

Londres da por completado el despliegue de puntos de recarga para coches eléctricos en las farolas públicas


El pasado año os contábamos el interesante proyecto que se había puesto en las calles de Londres. Se trataba de la conversión de decenas de farolas públicas, a las que se estaba añadiendo un punto de recarga para coches eléctricos.
Según los promotores de la iniciativa, la idea era aprovechar una infraestructura ya creada, lo que permite reducir las obras, con ello las molestias a los residentes, y todo con un coste bastante reducido. Según los promotores, la instalación tiene un coste de unos 1.142 euros al cambio.
Después de un periodo de pruebas el pasado año, cuando se han puesto en marcha las primeras  farolas dotadas de punto de recarga, ahora la empresa encargada de los trabajos ha indicado que en pocos días terminarán la instalación de todos los puntos programados para esta primera fase.
En total serán 57 farolas repartidas por los barrios de Kensington y Chelsea, y que recordamos están alimentadas por energía 100% renovable. Una infraestructura que ya está dando servicio a los primeros clientes.

Para los responsables del proyecto: “Una de las principales barreras para la compra de un coche eléctrico es la percepción de que no hay lugares donde recargar en las calles. Esta tecnología ayudará a remover las barreras con un sistema de carga sencillo y sin molestias para los vecinos.



Estas farolas están colocadas muy cerca de las máquinas de pago del sistema de regulación del estacionamiento, y estarán además disponibles las 24 horas del día los 7 días de la semana.
Como recordamos, para poder hacer uso del sistema el cliente tendrá que darse de alta en el servicio ofrecido por la compañía eléctrica, y comprar una especie de wallbox portátil. Un cargador con una potencia máxima de 4.6 kW y 20 amperios que puede encargarse tanto con toma de Tipo 1 como de Tipo 2. Viene dotado de un contador que se encarga de medir cuanta electricidad estamos consumiendo. De esa forma al final de cada mes la empresa enviará al cliente la factura. Para los que no quieran este formato, existe uno de pago por uso.
Los usuarios tendrán dos opciones para usar el sistema:
Opción 1: Comprar el cable de recarga con medidor, 226 euros al cambio, pagar una mensualidad de 9 euros y un coste de 17 céntimos de euro por kWh.
Opción 2: Comprar el mismo cable con un precio de 340 euros, sin cuota mensual, teniendo que pagar el kWh a 21 céntimos de euro.
Además cada sesión tendrá un coste añadido de 1.1 euro, y una penalización de la misma cantidad por hora si el cliente deja el coche conectado durante más de 24 horas. Para los preocupados por el robo del cable, desde la empresa instaladora se indica que este quedará asegurado en la farola, por lo que incluso aunque el vehículo no tenga el habitual sistema de bloqueo de la toma, esta si quedará apresada en la parte del cargador.
El objetivo es extender las redes de recarga, y lograr comenzar a reducir la brecha entre oferta y la futura demanda. Y es que en Reino Unido hay unos 11.500 cargadores públicos. Un sector clave para el desarrollo de una movilidad eléctrica que muchas veces se ha visto frenado más por cuestiones psicológicas que reales. Un apartado que este tipo de iniciativas puede ayudar en gran medida a paliar.

Fuente: CE

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