Aunque Trump abandone los
acuerdos de París, los estados y ciudades de Estados Unidos seguirán apostando
por la reducción de emisiones
En las últimas horas estamos viendo con preocupación como el actual
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenaza con romper los
acuerdos sobre el clima alcanzados en París. Un duro golpe para un
proyecto que supone una oportunidad de lograr frenar el calentamiento global y
sus dramáticas consecuencias de futuro.Pero incluso aunque Trump se salga de los acuerdos, la revolución de la energía limpia, y económica, ya ha comenzado también en su país.
A pesar de las reticencias, y la lucha en los tribunales de muchos estados, la realidad es que de forma paulatina e imparable las energías más sostenibles se han ido extendiendo por este mercado. Según la EPA, cuarenta estados están camino de cumplir los objetivos de emisiones para 2030 marcados durante la administración de Obama. Treinta y cinco ya cumplen con los requisitos provisionales para 2022, en parte porque las empresas de servicios públicos decidieron cerrar las centrales de carbón y cambiar a gas natural o a las renovables.
Cada vez más ciudades y estados están obligando a sus empresas eléctricas a producir un mayor número de energía usando fuentes más limpias. Como ejemplo, Nueva York ha impuesto que para 2030 al menos el 50% de la electricidad proceda de fuentes renovables.
Además de una red cada vez más limpia, las administraciones están apostando con mayor fuerza por la transformación de sus flotas usando vehículos eléctricos. Algo que ayudará de forma muy intensa a la reducción de emisiones procedentes del transporte.
Un ejemplo es el acuerdo alcanzado por 30 ciudades norteamericanas, que en conjunto comprarán 114.000 vehículos eléctricos. Este grupo, entre las que se encuentran Los Ángeles, Nueva York o Chicago, invertirán la friolera de 10.000 millones de dólares en los próximos años para renovar sus flotas con modelos eléctricos. Esto supondrá la sustitución de vehículos tanto del cuerpo de policía, como de los servicios administrativos, pero también de los servicios de recogida de basura y de transporte público.
Según el alcalde de Los Ángeles, que está coordinando este proyecto, “ No importa lo que haga el presidente Trump o lo que ocurra en Washington, las ciudades y estados seguirán liderando el camino para abordar el cambio climático.”
Un proyecto que además de sustituir cientos de miles de vehículos con motor de combustión por eléctricos, está empujando a los desarrolladores a cubrir nichos de mercado donde los sistemas alimentados por baterías todavía no tienen presencia, como ambulancias o camiones de bomberos.
Esfuerzos que también están realizando estados, como California, donde la ley del aire obliga a unos niveles de emisiones de los vehículos cada vez más exigentes, al mismo tiempo que otorga ayudas extra a los compradores de estos vehículos.
Un empuje de las ciudades que puede servir como colchón para un nuevo escenario donde el gobierno de Trump parece que está decidido a dar marcha atrás respecto a las medidas de reducción de emisiones del anterior ejecutivo. Una nueva era donde las ciudades y estados podrían tomar el relevo del gobierno central en la lucha por la reducción de la contaminación y el calentamiento global.
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