La impresionante Harley-Davidson LiveWire
Una de las propuestas eléctricas más desconcertantes emerge sin duda de
la legendaria y tradicional firma norteamericana Harley-Davidson,
que desvelaba hace cuestión de un año su revolucionaria LiveWire, un vehículo
eléctrico todavía en fase de desarrollo que podría llegar a las cadenas
de montaje de Milwaukee en 2020. Los responsables de la marca nos
convocaron en el circuito alemán de Hockenheim para llevar a cabo una exclusiva
toma de contacto -reservada a un reducido grupo de periodistas- con la que
pudimos sacar unas primeras impresiones sobre la nueva
Harley-Davidson enchufable. Harley esta volcada en el desarrollo de una moto que rompe su tradición en varios sentidos, tanto por la elección de la electricidad en lugar de la combustión y, por tanto, la ausencia del legendario bicilíndrico que desde hace un siglo propulsa sin excepción sus modelos, como por la fisonomía de naked sport de esta LiveWire, un segmento inédito para Milwaukee a excepción de aquella XR1200 que tan pocas alegrías ofreció al fabricante.
Insistimos en que la LiveWire está todavía en fase de desarrollo. Es decir: aunque la moto está prácticamente acabada a simple vista, quedan detalles por pulir, no tanto a nivel de acabados -la estampa general de la moto es moderna, premium y tecnológica- o de diseño general -se observan en esta compacta moto detalles de calidad como la completa iluminación LED, el tablier digital, el portamatrículas que abraza la gran rueda trasera o el espectacular conjunto-chasis que, por primera vez en una Harley, es de aluminio- como de cuestiones técnicas que afectan a su autonomía, recarga y comportamiento en marcha.
Todavía hay muchas informaciones técnicas de la LiveWire por confirmar, y sus responsables no nos han querido aportar muchos datos sobre un proyecto al que le faltan varios hervores, como que la autonomía actualmente ronda unos escasos 85 km con un uso moderado, que el tiempo de recarga completa se sitúa en las 3'5 horas, que el peso del conjunto todavía no es “pluma” y se acerca a los 210 kg o que la potencia de este motor eléctrico de imanes permanentes y refrigerado por líquido se acerca a los 74 CV y el par motor a los 70 Nm. Por cierto, su colocación es longitudinal inspirándose en los motores sobrealimentados de los dragsters.
A día de hoy, la gran carta con la que juega Harley-Davidson es la grata y emocionante experiencia de conducción de una moto eléctrica que, para la mayoría de los mortales que aún no hayan probado otras motos recargables y por tanto no han gozado en sus carnes de la tremenda capacidad de aceleración y del brutal par motor que caracteriza a este tipo de tecnología, supone una vivencia sin parangón. La nueva sportster enchufable de Milwaukee es todo vigor y patada desde el mismo momento que la aceleras y, aunque en un primer momento la electrónica dosifica la entrega para que no te pongas la moto por sombrero, a continuación se encabrita con un poderío y suficiencia que muy pocas motos -eléctricas o no- atesoran, siempre con mucha suavidad tanto en el tacto del puño de gas como en la transmisión (por la clásica correa dentada) de la descomunal potencia a la rueda trasera, al menos hasta llegar a los 150 km/h, momento en el que se capa la entrega. Es una moto compacta de manillar plano, con una posición de conducción típica de naked con ambiciones urbanas, pues se siente manejable, cercana al suelo y con unas dimensiones muy aptas para colarse entre coches.
Ofrece dos modos de conducción -Range y Sport- cuya selección se puede realizar a través de un panel de instrumentos con pantalla TFT táctil a modo tablet en el que también se puede observar la cantidad de batería restante, velocímetro, temperatura de la batería y ECU y otras funcionalidades. Por supuesto, tras arrancarla no se siente ni la más mínima vibración -tan sólo a altas velocidades el habitáculo recibe ligeros tembleques provenientes de la mecánica- y, a pesar de que no hemos podido enlazar curvas más allá de un par de vueltas a un cono, la moto se siente ágil y maniobrable, con un buen radio de giro y con una postura cómoda para dominarla.
Destaca desde un punto de vista estético la total ausencia de cromados o la tecnología con diodos LED por doquier, desde el faro delantero hasta el piloto del colín pasando por los intermitentes que se integran en la misma base que soporta los retrovisores por debajo del manillar. Este prototipo por el momento propone un asiento monoplaza, llantas multibrazo de 18 y 17 pulgadas y un porta-matrícula con intermitencias led y en un soporte anclado al basculante.
Aunque el gran protagonista de la LiveWire es el chasis, por primera vez de fundición de aluminio en una Harley-Davidson y sin estructura tubular, unido a un basculante del mismo material con refuerzo superior y partes atornilladas. En su interior se alojan las grandes baterías, y por debajo sobresale un precioso cárter de color metálico. En el lateral izquierdo de la moto se ubica, bajo un gran tapón de goma, el enchufe que nos permitirá llenarle las baterías de ion-litio. La parte ciclo se completa con una robusta horquilla invertida y un llamativo monoamortiguador trasero en color rojo anclado sin bieletas sobre el sub-chasis. Tanto para el freno delantero como el trasero se ha optado por simples discos, el primero mordido por una pinza de doble pistón.
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