Londres continúa con la instalación de puntos de recarga para coches eléctricos en las farolas
La capital británica continúa con la expansión de su red de puntos de recarga para coches eléctricos. Un despliegue que en los últimos meses ha puesto su mirada en un formato poco explotado hasta ahora, pero con un gran potencial. La conversión de las farolas públicas en puntos.
La intención es buscar la forma de ampliar la disponibilidad de esta infraestructura para que incluso aquellos que no tengan un lugar donde recargar, puedan hacerlo. Con esto en la mente, el gobierno de la ciudad se ha lanzado a incentivar la instalación de puntos en farolas.
Un formato con grandes beneficios como el aprovechar infraestructura ya creada, lo que permite reducir las obras y las molestias a los vecinos. Otro de los puntos fuertes de este formato son sus bajos costes. Según los promotores, la instalación tiene un coste de unas 1.000 libras (1.142 euros al cambio) y además es un trabajo que puede completarse en apenas media hora.
Después de un periodo de pruebas, se han puesto en marcha las primeras 50 farolas dotadas de punto de recarga. Unas instalaciones repartidas por los barrios de Kensington y Chelsea, y que recordamos están alimentadas por energía 100% renovable.
Para su uso el cliente tendrá que darse de alta en el servicio ofrecido por la compañía eléctrica, y comprar un cable dotado de contador que se encarga de medir cuanta electricidad estamos consumiendo. De esa forma al final de cada mes la empresa enviará al cliente la factura. También existe un formato sin mensualidad, aunque con un coste por kWh algo más elevado.
Los usuarios tendrán dos opciones para usar el sistema:
- Opción 1: Comprar el cable de recarga con medidor, 199 libras, pagar una mensualidad de 7.99 libras y un coste de 15 céntimos de libra por kWh.
- Opción 2: Comprar el mismo cable con un precio de 299 libras, no tener suscripción, teniendo que pagar el kWh a 19 céntimos de libra.
Para los preocupados por el robo del cable, desde la empresa instaladora se indica que este quedará asegurado en la farola, por lo que incluso aunque el vehículo no tenga el habitual sistema de bloqueo de la toma, esta si quedará apresada en la parte del cargador.
El objetivo es extender las redes de recarga, y lograr comenzar a reducir la brecha entre oferta y la futura demanda. Y es que en Reino Unido hay unos 14,000 cargadores, y nada menos que 45 millones de licencias de conducir. Una señal de que hay que acelerar el paso para evitar que sea la infraestructura el problema para la implantación del coche eléctrico.
Vía | Ubitricity
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