China tiene un gran plan de electromovilidad y una cantidad de problemas a resolver.
El gobierno de China le ha declarado la guerra a la contaminación. Para ello, está haciendo una fuerte apuesta por las energías renovables, pero también por la movilidad eléctrica. Dos sectores que sin duda serán clave para el futuro del país, y del planeta.
Las previsiones de China eran
especialmente ambiciosas, con el objetivo de poner un millón de
vehículos eléctricos en la carretera para el año 2015. Un objetivo que
por supuesto falló, y que ahora ha cambiado. El nuevo plan es tener 5 millones de vehículos eléctricos en 2020.
Las razones de China para apostar por el vehículo eléctrico son diversas. Entre ellas, está la necesidad de reducir la dependencia del petróleo, mejorar la calidad del aire de las ciudades y potenciar un nuevo mercado que se ha convertido en una gran oportunidad de negocio.
Sin embargo, esta apuesta se está
encontrando algunos problemas .Uno de los más importantes es que la
cantidad de cargadores sigue sin ser suficiente, algo que agrava el
problema de la famosa ansiedad de autonomía. Por si fuera poco, en China
buena parte de la población se concentra en edificios altos de grandes
ciudades, donde muy poca gente tiene un aparcamiento privado donde cargar su coche.
Como podéis comprobar, muchos de estos problemas son comunes a otros países del mundo que quieren implantar este tipo de movilidad.
Actualmente el gobierno está trabajando
en una regulación que permita influir en el desarrollo de la tecnología
en los próximos años. Principalmente, esta regulación estará compuesta
por dos leyes. La primera es la creación de un consumo medio de combustible por compañía
(Corporate Average Fuel Consumption) similar a las regulaciones de
emisiones máximas que pueden tener el conjunto de la oferta de los
diferentes fabricantes en otros lugares. La segunda, la creación de créditos de las emisiones de gases de efecto invernadero. Deberían publicarse en primavera de este mismo año.
Dos normas que tendrán un gran impacto en la electrificación del parque móvil,
en forma de híbridos enchufables y coches 100% eléctricos. Además,
también provocará la entrada de otras tecnologías que permiten reducir
el consumo y las emisiones, como pueden ser los sistemas start-stop o
los híbridos a 48 voltios.
Otra de las medidas es relajar las exigencias a los fabricantes extranjeros para que produzcan coches eléctricos en el mercado local.
El objetivo es incrementar el número de fabricantes en su país, lo que
supone mayor carga de trabajo. Por otro lado, se aumenta y abarata la
oferta de coches eléctricos, actualmente castigada por los fuertes
aranceles que deben pagar los coches extranjeros que quieran entrar en
el país. A la postre, esta medida supondrá más ventas de coches
eléctricos y mayor reducción de los niveles de contaminación.
Fuente: http://www.marketwatch.com/story/china-new-energy-vehicle-report-2017-01-24
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