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miércoles, 11 de enero de 2017

Guia de estaciones de carga de coches eléctricos

Así funciona una estación de carga de coches eléctricos


Su nombre da su definición. Una estación de carga de coches eléctricos es el lugar donde los vehículos enchufables obtienen la energía que necesitan para funcionar, del mismo modo que los de propulsión lo hacen con la gasolina (de ahí que también se conozcan como 'electrolineras'). En este reportaje ahondamos en cómo funcionan, dónde se encuentran, cuáles son sus tarifas y lo que necesitas para montar un punto de recarga en tu propia casa.

Por:  Noelia López

 Una estación de carga de coches eléctricos es el lugar en el que los vehículos enchufables (ya sean eléctricos cien por cien o híbridos) obtienen la energía que necesitan para funcionar, del mismo modo que los de propulsión lo hacen con la gasolina (de ahí que también se conozcan como electrolineras).
Una gasolinera que quiera ofrecer energía a los coches eléctricos deben comprobar, en primer lugar, que cuenta con la potencia necesaria. Tirando de Wikipedia, hemos aprendido que las electrolineras necesitan, al menos 210 kW; teniendo en cuenta que la potencia media contratada en un hogar es de 4,4 kW, supone que necesitan tener la misma potencia que 50 casas juntas.

Dónde están las estaciones públicas

A día de hoy, la mayor parte de los puntos de carga para coches eléctricos disponibles son de uso público. Los puedes encontrar en:
- gasolineras
- centros comerciales
- parkings
- concesionarios
- talleres
- supermercados
- en la vía pública (todavía son los menos)
Dotar a España de una infraestructura de carga que acabe con la ansiedad de autonomía como gran lastre para la venta de eléctricos es el gran reto del Plan Movea (más allá que fomentar la venta de enchufables).
El programa de ayudas a la compra de coches eléctricos incluye un apartado de subvenciones para la instalación de puntos de carga rápida y semirápida. De acuerdo con las bases el Movea cuenta con un millón de euros a repartir para la instalación de puntos de carga rápida en empresas privadas, entidades locales y administraciones de las Comunidades Autonómicas. Además, hay un presupuesto de 3,5 millones de euros para puntos de carga semirápida que se instalen en empresas privadas.

 La letra pequeña implica que no se podrá recibir más de 15.000 euros por punto de recarga rápida instalado, ni de 2.000 euros por punto de recarga semirrápida instalado.
La forma más rápida de encontrar un punto de carga es recurrir a Internet. Hay multitud de páginas que informan de la ubicación del punto de carga más cercano (electromaps es una de las más conocidas); igual que aplicaciones que permiten consultar en cuestión de minutos el mapa de estaciones de carga desde el smartphone.
Es importante que antes de elegir la estación a la que acudirás te asegures de que cuenta con el cargador adecuado a tu coche. Te lo explico en el siguiente punto.

Tipos de conectores

Un elemento clave para el funcionamiento de una estación de carga de coches eléctricos es el tipo de conectores que ofrece a sus usuarios.
Por el momento, en Europa no existe un modelo estándar que permita cargar todos los vehículos, de manera que cada marca elige el que le parece más adecuado. El incoveniente es que los usuarios pueden encontrarse con que la estación de carga en la que esperaban llenar la batería no cuenta con el conector que su coche necesita.
Existen seis tipos de conectores (los más habituales son Schuko, el SAE J1772 y el MENNEKES):
- Enchufe Schuko. El enchufe de toda la vida. Es compatible con las tomas de corriente europeas y responde al estándar CEE 7/4 Tipo F. Tiene toma de tierra y dos bornes. Solo es compatible con recargas lentas. Es el conector que utiliza el Renault Twizy.
- Conector SAE J1772 (Tipo 1). Es un estándar japonés (adoptado por los americanos y aceptado en la UE), para la recarga en corriente alterna. Tiene un total de 5 bornes, dos de ellos de corriente, otros dos complementarios y el último es el de tierra.
Tiene dos niveles por lo que permite tanto carga rápida como lenta.
Apto para los modelos Opel Ampera, Nissan Leaf, Nissan ENV200, Mitsubishi Outlander, Mitsubishi iMiev, Peugeot iON, Citröen C-Zero, Renault Kangoo ZE , Ford Focus electric, Toyota Prius Plug in y KIA SOUL EV.
- Conector MENNEKES (Tipo 2). Este es un conector alemán, que aunque no es específico para vehículos eléctricos es muy habitual su uso en ellos.
Tiene siete bornes, de los cuales cuatro son para corriente (trifásica), otro de tierra y dos para comunicaciones.
Es el que utilizan modelos como el BMW i3, i8, BYD E6, Renault Zoe, Tesla Model S, Volvo V60 plug-in hybrid, VW Golf plug-in hybrid, VW E-up, Audi A3 E-tron, Mercedes S500 plug-in, Porsche Panamera, o el Renault Kangoo ZE.
- Conector único combinado o CCS. El CCS es una propuesta creada por alemanes y norteamericanos como una solución estándar. Consta de cinco bornes distribuidos para corriente, toma tierra y comunicación con la red. Este tipo de conector admite ambas recargas, es decir, lenta y rápida. Fabricantes como Audi, BMW, Daimler, Porsche y Volkswagen incorporan ya este tipo de conector.
- Conector Scame: Los hay de cinco y de siete bornes, dependiendo si la corriente monofásica o trifásica y se utilizan para recarga semirápida.
- Conector CHAdeMO. Es el estándar de los fabricantes japoneses. Está pensado para recarga rápida en corriente continua, por ello, tiene 10 bornes, toma de tierra y comunicación.
Se diferencia porque es el que mayor diámetro tiene de todos los conectores y se utiliza para recarga ultrarápida.
Es el equipado para coches como el Nissan Leaf, Nissan ENV200, Mitsubishi Outlander, Mitsubishi iMiev, Peugeot iON, Citröen C-Zero, o el KIA SOUL EV.

 Modos de carga

Los modos de carga de un coche eléctrico no tienen nada que ver con los tipos de carga que existen. Mientras los últimos de diferencian por el tiempo que emplean en llenar por completo las baterías ,los modos de carga se definen por el mecanismo que utiliza el punto de carga para comunicarse con el coche.
Son cuatro:
1. Modo 1: no tiene comunicación con la red. Este se utiliza una toma de corriente convencional Schuko.
2. Modo 2: tiene una comunicación con la red baja. El cable cuenta con un dispositivo intermedio de control piloto que sirve para verificar la correcta conexión del vehículo a la red de recarga. Se puede utilizar también un conector Schuko.
3. Modo 3: tiene un grado elevado de comunicación con la red. Los dispositivos de control y protecciones se encuentran dentro del propio punto de recarga, y el cable incluye hilo piloto de comunicación integrado. 
4. Modo 4: con un grado elevado de comunicación con la red. Hay un conversor a corriente continua y solo se aplica a recarga rápida. Por ejemplo, el conector CHAdeMO.
Lo de que tengan mayor o menor grado de comunicación con la red es clave para obtener información mientras dura la recarga: porcentaje de carga conseguido, tiempo restante para la carga total, posibilidad de programar una carga remota, detener o reiniciar la carga...
Cuanto mayor sea el grado de comunicación, más serán las posibilidades.

Formas de pago

Exactamente igual que sucede con la gasolina, el precio que se paga por recargar las baterías de un coche eléctrico varía en función de la estación elegida.
De acuerdo con los datos que publica la compañía eléctrica Endesa, recargar un eléctrico de consumo medio de 17 kWh/100km en horario nocturno con una tarifa supervalle puede suponer un coste de unos 1,55€/100km.
La tendencia en la recarga de enchufables deja a un lado el pago in situ y busca alternativas que pasan por el pago por adelantado.
Pongamos un ejemplo. Ibil ofrece a quienes utilicen sus estaciones de carga tres opciones de pago:
- Tarifa Básica. El conductor paga los kW que recarga en el momento del repostaje.
- Tarifa Mínima. El usuario paga 38 euros y recibe una tarjeta con la que podrá utilizar todas las estaciones de carga de la marca sin abonar ni un euro en el establecimiento. A final de mes, Ibil hace un baremo y le devuelvo lo no gastado o reclama el exceso realizado.
- Tarifa Plana. El precio se calcula en función de los kW que el usuario crea que va a gastar.

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