La lentitud de Europa en poner en marcha medidas para reducir las emisiones del transporte, está provocando una huída de la inversión hacia China
Estamos demasiado acostumbrados al mangoneo de los grandes fabricantes europeos, que han manejado la legislación sobre emisiones y consumo a su antojo. Como mejor ejemplo el uso indiscriminado durante años del vergonzoso sistema NEDC, que no era más que un engaño al consumidor permitido por las autoridades, y cuyos resultados no se acercaban ni por asomo a la realidad.
Esto se suma a unos objetivos de reducción de emisiones laxos, que además gracias a la presión de las grandes marcas, ayudadas por gobiernos como el de Alemania, se ha ido relajando en marcas y tiempos de entrada en vigor.
El resultado es una legislación que se queda muy por detrás de otras, como la de China. Allí el gobierno de Pekín ha impuesto unas exigentes normas para tratar de reducir las apocalípticas cifras de emisiones contaminantes de sus ciudades. Unas urbes ahogadas por la contaminación provocada en gran parte por el humo que sale de los coches gasolina, y que pretenden sustituir por coches eléctricos.
Con esta inversión los alemanes lanzarán hasta 40 nuevos modelos en el gigante asiático entre 2019 y 2025. Fecha para la que esperan estar vendiendo 1 millón de coches eléctricos sólo en el mercado chino.
Y no son los únicos. La Alianza de Renault-Nissan-Mitsubishi también están acelerando sus inversiones, formando una empresa conjunta con la marca local Dongfeng. Pero la lista es muy larga: BMW, Daimler, PSA..etc.
Esto supondrá que el dinero destinado por las diferentes marcas en China multiplique por casi siete a la que realizarán en Europa. Una señal de las diferencias que está teniendo el desarrollo del mercado, y que está provocado principalmente por la inacción de Europa a la hora de afrontar con más agresividad la transformación de un sector clave a nivel industrial y económico para el continente, y que ve como se están quedando atrás atrapadas por la rentabilidad a corto plazo de las motorizaciones diésel y gasolina, que dibuja un negro futuro.
Un verdadero tiro en el pié de Europa, que si nada cambia verá como la invasión de marcas japoneses o coreanas se queda en nada comparado con lo que llegará en los próximos años desde China.
Fuente: https://www.ft.com/
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