Alemania critica duramente la nueva “Ley del aire de China”
El gobierno chino presentó un ambicioso proyecto que tomaba como ejemplo la ley del aire de California. Esta pondrá en marcha unas cuotas mínimas de ventas de coches eléctricos a los fabricantes que trabajen en suelo chino.
Según el texto, en 2018 el 8% de las ventas de cada fabricante tendrán que ser protagonizadas por coches eléctricos. Una cifra que crecerá hasta el 12% en 2020. En caso de no cumplir con estos mínimos, los fabricantes más rezagados tendrán que comprar créditos de emisiones a aquellos que dispongan de excedente.
Esto no ha gustado nada a los
fabricantes foráneos, especialmente a los alemanes. El vicecanciller y
ministro de Economía y Energía, Sigmar Gabriel, ha enviado una carta a
los medios afirmando que esta medida es un intento deliberado de otorgar ventaja a los fabricantes de automóviles chinos. Una medida que ha tachado de discriminatoria.
La cuestión es que los fabricantes
además de tener que vender una determinada cantidad de coches
eléctricos, que ya parece a estas alturas un reto insuperable para
ellos, también deben establecer sus capacidades de desarrollo de los vehículos íntegramente en China. No vale fabricar en Alemania u otros países.
Algo a lo que por otra parte ya se han anticipado fabricantes como Nissan, que desde 2014 produce la versión china del LEAF en colaboración con un socio chino. Algo que también ha hecho Renault en 2015, y Daimler con su alianza con BYD. Por supuesto, una norma que no afectara a otros fabricantes, como Tesla.
La cosa es bastante preocupante para fabricantes como BMW. El pasado año los alemanes vendieron en China 379.000 unidades, de las cuales sólo 1.204 han sido modelos eléctricos. Tampoco será fácil para Volkswagen, cuyas ventas en China han llegado a los 3.55 millones de coches en 2015. Algo que según los medios alemanes supondría que para 2018 tendría que vender unos 60.000 coches eléctricos,
o 120.000 coches híbridos (los híbridos cuentan como la mitad de los
eléctricos) para no entrar en situación de déficit de créditos de
emisiones.
(Nota: En todos los medios alemanes
ponen la misma cifra, 60.000 coches eléctricos en 2018 para Volkswagen,
en lugar de los 280.000 que supondrían el 8% de su producción.)
Según el viceministro alemán, con esta iniciativa China quiere expulsar a las marcas extranjeras
fuera de su mercado. Según el representante alemán, el objetivo el
gobierno comunista es que para 2020 el 70% de las ventas sean
procedentes de fabricantes locales.
Pero la realidad es que China está apostando fuerte por las formas de movilidad sostenible como
una manera de reducir su dependencia energética, aprovechar mejor sus
propios recursos, y reducir las horrorosas cifras de emisiones en sus
ciudades. Siempre con un toque proteccionista que ha caracterizado la política del gigante asiático.
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