En California, el futuro de los autos aún es eléctrico
En cada
nivel el estado está preparándose para una adopción amplia de vehículos
eléctricos. Y está listo para luchar contra el presidente Trump.
No
hay ni la menor duda: los próximos cuatro años debilitarán las acciones de EEUU
en cuanto al cambio climático.
En
una reciente reunión con fabricantes de automóviles en que prometió revocar
regulaciones ambientales, el presidente Donald Trump declaró: “En gran medida
yo soy un ambientalista”. He aquí esa medida: Trump ha mostrado pocas señales
que marchará atrás en su negación del cambio climático. Ha nombrado a un
gabinete lleno de líderes que están totalmente de la parte de la industria
petrolera: Rex Tillerson (antiguo presidente y CEO de ExxonMobil) ha sido
designado como el Secretario del Estado. Scott Pruitt, fiscal general de
Oklahoma que niega la existencia del cambio climático y basó su carrera en
entablar demandas con la Agencia de Protección Ambiental en cuanto a normas de
reducción de emisiones y objetivos de energía limpia, ahora encabezará esa
misma agencia. Y esta semana la administración estableció una suspensión
general de todas las subvenciones de la Agencia de Protección Ambiental, además
de que se les prohibió a sus empleados comunicarse con los medios.
Pero
el ímpetu detrás de vehículos eléctricos —uno de los símbolos más prometedores
de la reducción de emisiones— está aumentando. Esto resulta particularmente
cierto en California, la cual está creando planes para combatir a la
administración federal en la mayoría de los asuntos concebibles,
particularmente el clima. “California no retrocederá”, dijo el gobernador Jerry
Brown durante su informe anual sobre las condiciones del estado mientras que la
audiencia lo aplaudía. “No ahora, ni nunca”.
¿Será
suficiente para combatir la postura regresiva de la nueva administración sobre
el medioambiente?
Las
condiciones del mercado
Los vehículos eléctricos modernos son más caros que
los autos tradicionales que usan gasolina y además tienen una menor autonomía.
Pero también tienen grandes ventajas, escribe Joe Romm en ThinkProgress, entre
ellas “aceleración más rápida, menores costos de mantenimiento y cero emisiones
por el tubo de escape”. Los autos eléctricos sí tienen emisiones cuando
dependen de energía de plantas eléctricas basadas en carbón, pero eso está
mejorando a medida que se extienden fuentes energéticas más limpias. También
está el asunto del impacto total de carbono de vehículos eléctricos a lo largo
de sus vidas útiles. Pero por lo general, en comparación con hasta los autos de
gasolina con la mayor eficiencia en cuanto a combustible, los modelos más
recientes de vehículos eléctricos son mucho más limpios.
La administración Obama invirtió bastante en el
desarrollo del sector privado de baterías de mayor duración para los vehículos
eléctricos. Además, el gobierno federal ayudó a subvencionar las compras de
estos autos con la devolución de impuestos. En 2011 Obama pronosticó (o en
realidad, esperaba ver) que hubiera un millón de vehículos eléctricos en las
calles en 2015. Esto no sucedió; en realidad, las ventas generales descendieron
en 2015 después de unos cuantos años de crecimiento muy modesto.
Pero en 2016 se estableció una marca de ventas de
vehículos eléctricos y el mercado general creció en un sólido 30%. Gracias a
las inversiones en investigaciones sobre vehículos eléctricos durante la época
de Obama, está bajando el costo de estos autos y su autonomía y desempeño
siguen mejorando a medida que la tecnología de baterías avanza rápidamente. Mientras
tanto, los mercados globales de vehículos eléctricos están acelerando
rápidamente. Y con unos 400,000 depósitos ya recibido para el Model 3 de Tesla
—un sedán totalmente eléctrico de 35,000 dólares que supuestamente se lanzará
este año— más la venta de casi 600 Chevy Bolts —el primer vehículo eléctrico de
GM que se haya construido especialmente para el consumo masivo— durante su
primer mes en el mercado, este año podría representar un gran avance para el
mercado estadounidense de vehículos eléctricos.
El
sueño eléctrico de California
Es probable que los mayores aumentos numéricos en
ventas se den en California, lo cual tiene bastante sentido: aquí en el estado
más populoso ya se encuentran aproximadamente la mitad de todos los vehículos
eléctricos en EEUU. Hace mucho que California ha llevado la delantera en EEUU
en cuanto a sus restricciones ecológicas sobre la industria de autos, entre
ellas un requerimiento reciente que obliga a los fabricantes a vender cierta
cantidad mínima de vehículos eléctricos cada año. California también utiliza
fondos de su sistema de derechos de emisión ( cap and trade) para financiar
estímulos fiscales para compradores potenciales de vehículos eléctricos o
vehículos híbridos, los cuales complementan créditos federales.
Pero el Estado Dorado ha tenido sus propios retos
para cumplir con metas ambiciosas de la electrificación. En 2013 el gobernador
Jerry Brown puso una meta de tener 1.5 millones de vehículos eléctricos en las
calles para 2025, lo cual consistiría en más o menos un 15% de los nuevos
vehículos vendidos en el estado. Pero el porcentaje de autos eléctricos o
híbridos en el mercado se ha mantenido en sólo 3% durante los últimos años.
Los obstáculos son los mismos que plagan al mercado
nacional. Primero que nada, existe una falta de
conciencia. Según una encuesta realizada en 2016 por la Unión de Científicos
Preocupados, más de un 75% de los conductores californianos no saben de los
estímulos fiscales para autos eléctricos y casi un 80% no sabía de los créditos
fiscales federales. En combinación con los precios tradicionalmente altos de
vehículos eléctricos, esta ignorancia en cuanto a los créditos ha alejado a
muchos consumidores. Y con los bajos precios de gasolina, han seguido
comprando vehículos normales. Además, la 'ansiedad sobre la autonomía' —el
miedo de conducir distancias largas sin una estación de carga a la vista— sigue
siendo un problema para muchos, a pesar del hecho que un 60% de las casas
estadounidenses tienen acceso a la energía requerida para cargar un auto
eléctrico. Y casi un 70% de los conductores manejan
menos de 60 millas al día. Los críticos también dicen que el estado podría
estar haciendo mucho más para incentivar a los compradores potenciales de los
vehículos eléctricos.
Empresas
de servicios públicos preparan infraestructura para vehículos eléctricos
California les hizo caso a las críticas. Y en el
último año ha tomado grandes pasos para hacer que los vehículos eléctricos sean
mucho más prominentes —y viable a nivel financiero— para clientes en todo tipo
de comunidades. Primero, está supervisando inversiones grandes para expandir la
infraestructura de carga de parte de sus tres compañías más grandes de
electricidad.
Anteriormente se les había prohibido a las compañías
de servicios públicos en California a construir infraestructura para cargar
vehículos eléctricos. Entonces compañías como ChargePoint y Blink instalaron
estaciones de carga en edificios de oficinas, departamentos, aeropuertos y en
estacionamientos en todo el estado. Pero la red aún es bastante pequeña y el
costo de usar estas estaciones —las cuales frecuentemente están en mal estado—
también es sorprendentemente alto. Y dado que la mayoría de las estaciones
están concentradas en áreas con niveles relativamente altos de propiedad de
autos eléctricos, una conciencia más amplia de estos vehículos no se ha creado.
Al identificar la brecha en el mercado, la Comisión
de Servicios Públicos de California revirtió su prohibición de la construcción
de estaciones de carga por empresas de servicios públicos. En 2016 el estado aprobó planes de Southern California Electric,
Pacific Gas and Electric, y San Diego Gas and Electric —los cuales
colectivamente representan un 75% del suministro eléctrico del estado— de
implementar 12,500 estaciones de carga en oficinas y en edificios de
departamentos en todo el estado. Estas estaciones se centrarán en autos
privados y servirán de programa piloto para influir implementaciones todavía
más grandes en el futuro.
Y hay más: a finales de la semana pasada, estas
empresas de servicios públicos entregaron propuestas adicionales para hacer que
California se acerque más a sus metas en cuanto a vehículos eléctricos. Estos
han pedido más de 1,000 millones de dólares de inversiones en infraestructura
para la electrificación. Cada empresa de servicio público tiene un plan un poco
diferente que refleja las necesidades de sus regiones particulares, pero las
tres sí enfatizan la electrificación de vehículos pesados (como camiones de
reparto, montacargas, autobuses escolares y vehículos para el transporte
público), los cuales tienen un impacto gigante en las emisiones generales. Los
contribuyentes probablemente serán los que pagarán estas expansiones, entonces
ahora los reguladores estatales tienen que sopesar los costos y los beneficios.
Los detalles cambiarán, pero se puede decir sin temor a equivocarse que los
californianos pronto podrán esperar más vehículos limpios tanto para
estudiantes y trabajadores industriales como para los que simplemente viajan
diariamente a sus trabajos.
¡Vehículos
eléctricos para todos!
Uno de los elementos más prometedores de los planes
de las empresas de servicios públicos es su foco de atención en la igualdad. Al
igual que otros estados, California ha sido criticada (con razón) por las
grandes brechas demográficas en ventas de vehículos eléctricos: según
investigaciones recientes de la Universidad de California en Berkeley, las
personas que han recibido reembolsos del estado han sido casi unánimemente
blancos y acaudalados aunque, en general, el estado de California no es así. El
estado ha creado unos cuantos programas especiales de reembolso que se han
dirigidos hacia las comunidades de ingresos moderados, pero estos no han tenido
mucho impacto debido a financiamiento limitado y divulgación inadecuada.
Esto quizás este cambiando. En noviembre California
impuso un límite basado en ingreso en sus programas de incentivos como una
medida para reservar la plata para compradores que realmente puedan usarla y
también aumentaron los mismos reembolsos. Y de las 7,500 nuevas estaciones de
carga que Pacific Gas and Electric planea construir, por lo menos un 15% estará
ubicado en comunidades necesitadas. En el caso de las 5,000 estaciones que
construirán Southern California Electric y San Diego Gas and Electric, un 10%
se encontrarán en comunidades de bajos ingresos. Dado que vecindarios de
minorías de bajos ingresos sufren de la contaminación más que nadie, un nivel
más alto de adopción de vehículos eléctricos en esas áreas podría rendir
beneficios para la calidad local del aire.
Las ciudades de la Costa Oeste también
están tomando la adopción de vehículos eléctricos en serio, con la meta de
asegurar la igualdad. Los Ángeles está avanzando con planes para implementar un
programa de compartir autos eléctricos que se dirigirá hacia comunidades de
menores ingresos con mayor contaminación ambiental. Los vecindarios alrededor
del centro de Los Ángeles, Westlake, MacArthur Park y Koreatown recibirán 200
estaciones de carga y 100 vehículos eléctricos compartidos que una empresa
privada de compartir autos operará con un costo bajo para los clientes. Con
esta convergencia de movilidad compartida, autos con cero emisiones e igualdad,
el programa es el primero de su tipo.
Los Ángeles también fue una de cuatro ciudades que enviaron
un pedido masivo a la industria de automóviles en que exigieron más vehículos
eléctricos. A principios de enero 2017, los alcaldes de
Los Ángeles, San Francisco, Portland y Seattle colectivamente preguntaron a
fabricantes sobre el costo de una flota de 24,000 vehículos eléctricos con
fines municipales que repartirían entre sus ciudades. Su carta fue el
primer pago en un proceso más largo de ofertas y no especificó qué tipos de
vehículos se necesitan (¿autos de la policía? ¿camiones de basura? ¿autobuses?).
Pero el gesto señaló un compromiso local amplio con los vehículos eléctricos y
la profundidad potencial del poder adquisitivo de estas ciudades.
California está agitando unas brillantes banderas
verdes ante consumidores y fabricantes que indican que el futuro será
electrificado. Los demás estados que han subvencionado e invertido en el
creciente mercado de vehículos eléctricos está observando lo que está pasando
con California, particularmente ahora que la visión del estado está bajo ataque
por la nueva administración. Scott Pruitt —el designado administrador de la
Agencia de Protección Ambiental— ha aclarado su intención de 'revisar' las
reglas estrictas de California en cuanto a emisiones de auto, las cuales son
vigentes no sólo en California sino también en varios otros estados. Pruitt
también revisará las exenciones federales que permiten que California imponga
reglas bien estrictas sobre la calidad del aire. Según se informa, a algunos
fabricantes de autos les encanta la idea de normas federales retrotraídas.
Por ahora, la influencia de California en el mercado
de autos sigue siendo fuerte: aproximadamente uno de cada 8 vehículos ligeros
registrados en EEUU están en el Estado Dorado. Su masiva construcción de
infraestructura y aumentos de incentivos podrían ayudar a incrementar el acceso
y estimular la demanda para motores eléctricos. Y que no quepa ni la menor duda
de que las autoridades a cargo de la calidad del aire están listas para pugnar
con Pruitt: “No se puede atajar el progreso de la industria” fue lo tuiteó la
semana pasada Mary Nichols, presidente del Consejo de Recursos del Aire de
California. “La conclusión es inevitable: el futuro vehicular de California es
la conducción eléctrica”. Trump no podrá ponerle fin al arranque del transporte
limpio sin una lucha muy sucia.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés
en CityLab.com.
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