China amplía su ventaja en baterías para eléctricos
La compañía automovilística china BYD ha anunciado que para 2019 tendrá abierta su tercera planta de baterías para coches eléctricos en la provincia de Qinghai. BYD presume de que será la factoría de baterías más grande del mundo ya que cuando esté a pleno rendimiento en el año 2020 contará con una capacidad para equipar a 1,2 millones de vehículos eléctricos al año y ha supuesto una inversión de 1.300 millones.
En 2019 contará con una capacidad de 48GWh anuales que pasará a ser de 60 GWh en 2020. Supera con creces los 35 GWh que podrá alcanzar la Gigafactory que Tesla todavía no ha terminado de construir en Nevada (EEUU). BYD ha explicado que la nueva planta no necesitará una plantilla muy elevada porque estará completamente robotizada.
Casi al mismo tiempo BMW y Contemporary Amperex Technology LTD (CATL) anunciaban un contrato de 1.000 millones de euros por el que el fabricante chino de baterías suministrará las celdas de las baterías para sus futuros coches eléctricos. El consorcio alemán ya cuenta con una alianza con Brilliance Auto desde 2003 con la que creó la empresa compartida BMW Brilliance Auto. Hace unas semanas el grupo europeo anunció que fabricará en China el iX3 su primer todocamino (SUV) eléctrico, en 2020 y que ampliará la capacidad de producción de baterías en Shenyang, para ajustar sus estructuras de producción a la creciente demanda de vehículos 100% eléctricos e híbridos.
De este modo China se afianza como el país líder en esta tecnología que, a priori, es la que han elegido fabricantes y gobiernos para descarbonizar el automóvil y virar hacia las cero emisiones.
Ahora bien, los fabricantes de automóviles han descartado por sí solos fabricar baterías de automóviles. Es el componente más caro del vehículo y todavía no está clara cuál será la tecnología de baterías definitiva. La construcción de una fábrica de baterías implica una inversión elevada y no es fácil hacerla flexible si variara, por ejemplo, la tecnología actual de iones de litio con electrolito líquido a uno sólido, que aumentaría su capacidad energética y, por tanto, la autonomía real de los vehículos.
La Comisión Europea ha invitado a los fabricantes de automóviles y a las empresas del sector a que apuesten por las fábricas de baterías eléctricas con el compromiso de dotar de un presupuesto comunitario para subvencionar estos proyectos. Pero los números no salen para los fabricantes europeos. Bosch, multinacional alemana de, entre otras cosas, componentes de automoción, ha descartado fabricar baterías porque asegura que le acarrearía unos costes de 20.000 millones, cuya amortización se dilataría demasiado en el tiempo, dado que el vehículo eléctrico tardará en ser clave en el mercado al menos una década más.
Ese período de implementación masiva de los vehículos eléctricos podría reducirse si los Estados deciden dejar de subvencionar el diésel como ha recomendado la Comisión Europea y como planea hacer el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Para hacer efectiva la descarbonización que citan continuamente Reyes Maroto, ministra de Industria, y Teresa Ribera, ministra de Transición Climática y Medio Ambiente. Sin embargo el sector considera exigua la dotación presupuestaria de 66,6 millones de euros para el fomento de infraestructuras de recarga y para la subvención a la compra de vehículos eléctricos. La última edición del Plan Pive de ayudas a la compra de coches diésel y de gasolina del año 2016 tuvo un presupuesto de 225 millones.
Fuente: http://www.elmundo.es
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