Usuario
de Ford Mustang nos cuenta su experiencia
con un auto eléctrico (Chevrolet
Bolt)
Los
coches eléctricos no solo son el futuro de la conducción sino que ya forman
parte del presente. Sin embargo, la mayoría de los conductores, entre los
cuales me cuento, no han tenido la posibilidad de ponerse al volante de estos
vehículos de alta tecnología.
Por
eso, cuando Chevrolet (GM) me ofreció la oportunidad de tomar prestado el Bolt
EV durante un fin de semana, la acepté sin dudarlo.
El
Bolt es una maravilla tecnológica. Es el primer vehículo eléctrico puro
diseñado para la mayoría de los conductores, con un precio de salida a partir
de 29.995 dólares luego del crédito fiscal federal (en Estados Unidos), tiene
cinco plazas y una autonomía de 380 kilómetros con una sola carga. Tesla ofrecerá
una experiencia similar con su próximo Model 3, comenzando así la batalla
eléctrica por ganar el mercado de masas.
Entonces,
¿qué se siente al conducir un coche eléctrico en comparación con el
increíblemente genial pero menos práctico Ford Mustang GT del 2007? Como podrás
suponer, la experiencia es bastante diferente, sobre todo cuando se trata de
acelerar, frenar y repostar, así como de la distancia que puedes recorrer con
un solo tanque de combustible en comparación con una sola carga. Tuve que
aprender algunas cosas y experimenté un poco de ansiedad, pero al final valió
la pena.
Potencia eléctrica
Mi
Mustang es una máquina poderosa, tiene un motor V8 de 300 caballos de potencia
y 320 libras/pie de torque y suena como si fuera el fin del mundo. Escuchar el
motor mientras conduzco por la carretera en una cálida noche de verano me
produce una inmensa alegría.
Sin
embargo, el Bolt ofrece una experiencia más silenciosa. Su motor eléctrico de
200 caballos de potencia genera 266 libras/pie de torque pero como el vehículo
eléctrico no tiene escape, lo único que escuchamos es el sonido de los
neumáticos sobre el pavimento y el ligero gemido del motor cuando aceleramos.
Es
una experiencia un poco extraña pues notamos mucho más todos esos pequeños
ruidos de la carretera que el motor suele amortiguar. El lado positivo es que
resulta mucho más fácil escuchar la música y a la persona que tienes a tu lado.
Quemando gomas
Lo
que realmente me sorprendió fue la aceleración del Bolt en comparación con mi
coche. La mayoría de los vehículos que utilizan combustible fósil que recorren
las carreteras estadounidenses necesitan la transmisión para alcanzar su máxima
potencia en las diferentes velocidades. Sin la transmisión, el motor de tu
coche se mantendría girando hasta alcanzar su línea roja y estallar.
Sin
embargo, con los motores de los automóviles eléctricos no tienes que
preocuparte por ese detalle porque tienen una gran amplitud de torque. Pueden
continuar girando sin explotar ya que funcionan de manera completamente
diferente a los motores de gasolina.
¿El
resultado? En un vehículo eléctrico parece que la aceleración nunca se detiene.
En vez de la habitual pausa en el empuje que percibes al cambiar de marcha, el
Bolt simplemente continúa de manera fluida.
No,
el Bolt no te permitirá alcanzar una gran velocidad desde cero y tampoco te
dará la satisfacción que experimentas cuando recuperas la potencia, como sucede
con mi Mustang. Pero los coches eléctricos como el Bolt podrían asombrarte
cuando conduces a gran velocidad por las autopistas. Los motores de gasolina
tienen ciertos límites cuando los sometes a un mayor esfuerzo pero los motores
eléctricos pueden seguir generando potencia.
Como
resultado, cuando pisé el acelerador del Bolt hasta alcanzar los 100 km/h en la
Brooklyn Queens Expressway, mi novia y yo nos pegamos a nuestros asientos. La
mayoría de los coches no te ofrecen esa sensación. Aunque el repentino impulso
fue un poco desconcertante, volvimos a acelerar de inmediato.
Pisar el freno
Acelerar
en un coche eléctrico es… extraño. Al menos al principio. Pero frenar en un
coche como el Bolt es una experiencia completamente diferente debido a que
Chevrolet ha incluido en este modelo un freno regenerativo que le permite
alcanzar los 380 kilómetros de autonomía con una sola carga.
Eso
significa que la batería recicla la energía empleada al desacelerar. Muchos coches
eléctricos e híbridos tienen esta función pero Chevrolet ha añadido un modo de
conducción a bajas revoluciones que comienza a regenerar automáticamente la
potencia y desacelera apenas retiramos el pie del acelerador, lo cual permite
conducir usando un solo pie.
De
hecho, conduje desde mi apartamento en Queens hasta la casa de mis padres en
Nueva Jersey a través de un tráfico congestionado utilizando el modo de
conducción a bajas revoluciones y no usé el freno ni una sola vez.
En
este modo, la desaceleración también es sorprendentemente agresiva y uno tarda
cierto tiempo en acostumbrarse. Cuando salí del aparcamiento después de recoger
el Bolt por primera vez, me sorprendió cuán rápido se detuvo el coche por sí
solo.
Nivel de ansiedad y carga
Mis
padres viven a unos 80 kilómetros de mi apartamento. Dado que el Bolt tiene 380
kilómetros de autonomía, en teoría tenía suficiente para llegar y regresar sin
problemas. Sin embargo, como el frío redujo la capacidad de la batería a unos
290 kilómetros y la calefacción y los limpiaparabrisas consumieron parte de la
energía disponible, empecé a sentirme nervioso.
Por
supuesto, 290 kilómetros es una autonomía más que suficiente, pero aún así me
pasé un buen rato preocupado pensando en qué podría hacer si me quedaba sin
batería a mitad del camino.
Además,
las estaciones de carga para los coches eléctricos todavía son escasas.
Obviamente, cuando conduzco mi Mustang no tengo que preocuparme por la gasolina
porque puedo encontrar rápidamente una estación de servicio y llenar el tanque
en menos de 10 minutos.
Sin
embargo, recargar un coche como el Bolt tarda mucho más. Incluso si utilizamos
el cargador más potente, un cargador rápido DC, tardaremos unos 30 minutos en
obtener unos 150 kilómetros de autonomía. Con un cargador doméstico de 240
voltios, cada hora equivale a unos 40 kilómetros de autonomía. Al contrario,
puedo llenar mi tanque de gasolina en muy poco tiempo y luego recorrer unos 300
kilómetros sin detenerme.
De
hecho, terminé recargando el Bolt en casa de mis padres por miedo a terminar
atrapado en el tráfico en el camino de regreso a Queens y quedarme sin batería.
Hacia el eléctrico
Después
de unos días probando el Bolt, creo sinceramente que podría vivir con un coche
eléctrico, a pesar de que sigo teniendo miedo a quedarme sin batería.
Por
el momento, seguiré con mi Mustang, simplemente porque es genial y muy cómodo
para moverme. Sin embargo, a medida que aparezcan más estaciones de carga y los
fabricantes reduzcan el tiempo que necesita una batería para recargarse, sin
duda me sentiré tentado a comprar un auto eléctrico.
Daniel
Howley
Periodista
especializado en tecnología
Editor
de Tecnología
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