Hay más de 3 millones de coches eléctricos en las carreteras del mundo
Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) el pasado 2017 se ha superado la barrera de los 3 millones de coches eléctricos, llegando a finales de diciembre a los 3.1 millones.
A pesar de las grandes diferencias entre los mercados, esto supone mejorar un 57% las cifras del año anterior. Una cifra realmente esperanzadora que además se produce en medio de un problema de capacidad de producción de las diferentes marcas a la hora de atender una demanda que crece incluso por encima del propio mercado.
Una de las claves del crecimiento está en el fuerte impulso que el sector está logrando en China. Según las estadísticas, el gigante asiático ha logrado el 40% del total de ventas en todo el mundo en 2017.
Entre los motivos para el crecimiento, se colocan aspectos como la investigación y el desarrollo, que permiten mejorar capacidades al mismo tiempo que se rebajan los costes de producción. También decisivas las ayudas públicas, así como la inversión en infraestructura de carga. Tres pilares que permiten al coche eléctrico progresar a nivel tecnológico, y comercial.
Pero a pesar de las ayudas y la evolución, el coste de elementos como las baterías continúan siendo un lastre. Para ello desde la IEA se indica que continúa siendo fundamental el apoyo desde el sector público para lograr que el sector alcance una velocidad de crucero suficientemente robusta como para lograr que la tecnología sea competitiva sin las ayudas de los gobiernos. Algo que indican tendrá que producirse al menos durante la próxima década.
Esta cifra resulta algo pesimista, ya que las estimaciones de los
fabricantes es que los eléctricos logren una paridad de precio con los
modelos diésel o gasolina entre 2020, para los segmentos más económicos,
y 2025, para los medios y altos. Casi cinco años antes de las
estimaciones de la IEA.
Para el año 2030, la AIE estima que habrá 125 millones de coches eléctricos en las carreteras del mundo. Una cifra que variará en función de las políticas actuales, y las venideras. En caso de que desde las administraciones se pongan en marcha medidas más ambiciosas, la cifra de eléctricos podría según la IEA crecer hasta los 220 millones de coches para esa fecha.
Entre los retos a superar está que la transformación del sector del automóvil hacia la electricidad supondrá el incremento de producción de materiales escasos y costosos, como el cobalto. Se espera que para 2030 la demanda de cobalto sea diez veces más alta que los niveles actuales, llegando a las 101 kilotoneladas por año bajo un escenario pesimista, o multiplicarse por 25 hasta las 291 kt/año bajo el escenario optimista en cuanto a venta de vehículos.
Por su parte la demanda de litio también se verá afectada por el crecimiento de la demanda desde el sector del transporte. Se estima que la demanda de litio sea de 91 kt/año para el año 2030, que podrían llegar a las 263 kt / año si se implementan políticas más ambiciosas.
Además de sobre los materiales, la llegada de millones de coches eléctricos pondrá a prueba el sistema eléctrico. Según la IEA, en 2017 la demanda mundial de estos ha llegado a los 54 TWh, lo que equivale a la demanda de un país como Grecia. Sin embargo, a medida que las ventas de coches eléctricos aumenta, su recarga aumentará la demanda de electricidad y afectará a las redes de transmisión y distribución, según el informe.
Algo para lo que las empresas eléctricas tendrán que empezar a prepararse desde ya, no solo actualizando las redes donde sea necesario, sino también comenzando a incentivar de una forma más notoria los hábitos de recarga nocturna, así como la explotación comercial de tecnologías de carga inteligente, capaces de usar las baterías de los propios vehículos como respaldo en los momentos de mayor demanda.
Fuente | IEA
A pesar de las grandes diferencias entre los mercados, esto supone mejorar un 57% las cifras del año anterior. Una cifra realmente esperanzadora que además se produce en medio de un problema de capacidad de producción de las diferentes marcas a la hora de atender una demanda que crece incluso por encima del propio mercado.
Una de las claves del crecimiento está en el fuerte impulso que el sector está logrando en China. Según las estadísticas, el gigante asiático ha logrado el 40% del total de ventas en todo el mundo en 2017.
Entre los motivos para el crecimiento, se colocan aspectos como la investigación y el desarrollo, que permiten mejorar capacidades al mismo tiempo que se rebajan los costes de producción. También decisivas las ayudas públicas, así como la inversión en infraestructura de carga. Tres pilares que permiten al coche eléctrico progresar a nivel tecnológico, y comercial.
Pero a pesar de las ayudas y la evolución, el coste de elementos como las baterías continúan siendo un lastre. Para ello desde la IEA se indica que continúa siendo fundamental el apoyo desde el sector público para lograr que el sector alcance una velocidad de crucero suficientemente robusta como para lograr que la tecnología sea competitiva sin las ayudas de los gobiernos. Algo que indican tendrá que producirse al menos durante la próxima década.
Para el año 2030, la AIE estima que habrá 125 millones de coches eléctricos en las carreteras del mundo. Una cifra que variará en función de las políticas actuales, y las venideras. En caso de que desde las administraciones se pongan en marcha medidas más ambiciosas, la cifra de eléctricos podría según la IEA crecer hasta los 220 millones de coches para esa fecha.
Entre los retos a superar está que la transformación del sector del automóvil hacia la electricidad supondrá el incremento de producción de materiales escasos y costosos, como el cobalto. Se espera que para 2030 la demanda de cobalto sea diez veces más alta que los niveles actuales, llegando a las 101 kilotoneladas por año bajo un escenario pesimista, o multiplicarse por 25 hasta las 291 kt/año bajo el escenario optimista en cuanto a venta de vehículos.
Por su parte la demanda de litio también se verá afectada por el crecimiento de la demanda desde el sector del transporte. Se estima que la demanda de litio sea de 91 kt/año para el año 2030, que podrían llegar a las 263 kt / año si se implementan políticas más ambiciosas.
Además de sobre los materiales, la llegada de millones de coches eléctricos pondrá a prueba el sistema eléctrico. Según la IEA, en 2017 la demanda mundial de estos ha llegado a los 54 TWh, lo que equivale a la demanda de un país como Grecia. Sin embargo, a medida que las ventas de coches eléctricos aumenta, su recarga aumentará la demanda de electricidad y afectará a las redes de transmisión y distribución, según el informe.
Algo para lo que las empresas eléctricas tendrán que empezar a prepararse desde ya, no solo actualizando las redes donde sea necesario, sino también comenzando a incentivar de una forma más notoria los hábitos de recarga nocturna, así como la explotación comercial de tecnologías de carga inteligente, capaces de usar las baterías de los propios vehículos como respaldo en los momentos de mayor demanda.
Fuente | IEA
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