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martes, 1 de mayo de 2018

¿Por qué conducimos por la derecha?



¿Por qué conducimos por la derecha?



 El sentido de la circulación varía de unos países a otros y lo ha hecho también a lo largo de la historia por razones de lo más peculiares.

Muchos automovilistas ven con cierto recelo el modo de conducir de los británicos, quienes tan apegados a algunas tradiciones circulan en sentido contrario al resto del mundo. Pero sus costumbres no están tan alejadas de cómo condujimos en la mayoría de Europa algún día, ni son los súbditos de Su Majestad los únicos que circulan en contrasentido. Lo cierto es que fueron una serie de hechos históricos, reivindicaciones y decisiones las que guiaron el sentido de la conducción en unos países y otros.
Aunque resulte lejano, el Imperio Romano no solo nos enseñó el latín, también a circular por la izquierda, según el descubrimiento realizado en 1998 en la vía Romana de Blunsdon Ridge, cerca de Swindon en Inglaterra.


 Si los carruajes se llevaban por la izquierda de la calzada se debía a que la población al ser mayoritariamente diestra prefería manejar las riendas de los caballos con la zurda para dejar libre la mano derecha para otros menesteres: azuzar a sus caballos con un palo o látigo, echarse la mano a la espada o cuchillo en caso de ataque o simplemente saludar a los conocidos. Se da aquí otra circunstancia a tener en cuenta: al manejar un látigo con la derecha, quedaba más alejado el borde de la carretera si uno estaba a la izquierda que a la derecha, donde podría golpear a alguien.


Circulación según la tradición
Fue el Papa Bonifacio VIII en el año 1300 el primero en crear un decreto de circulación ante los continuos problemas que existían en el Puente de San Angelo en la travesía que llevaba a la Basílica de San Pedro del Vaticano. Desde entonces, en ese punto concreto de la ciudad, había que circular por la derecha.
Sin embargo, en Europa, la población actuaba según era tradición en los caminos y poblaciones.
Los antepasados ingleses, las llamadas sociedades feudales. Donde los señores feudales cabalgaban por la izquierda, el mismo lado en el que llevaban su espada. Así, al cruzarse con algún enemigo, podían desenvainar y defenderse con la mano derecha.
Francia solía circular por la derecha, aunque hay teorías de que la aristocracia circulaba por la izquierda, a imitación de la inglesa. Fue Napoleón, quien, cuando llegó al poder, decretó que había que circular por la derecha.
La llegada de Napoleón, que era zurdo, modificó esta costumbre, pues prefería mantener el brazo izquierdo entre él y sus oponentes, y obligó a sus súbditos a circular por la derecha.
 Y en su expansión por Europa impuso esta norma según fue anexionando territorios, una forma de circular que se mantuvo una vez los perdió. Sin embargo, a Reino Unido nunca llegó por lo que allí no pudo imponer esta manera de conducir.

Colonizaciones de ultramar
Cuando llegaron las colonizaciones, cada país impuso su manera de circular en los territorios conquistados y así Inglaterra lo hizo en lugares como Estados Unidos, Australia, Kenia o la India. Sin embargo, algunos cambiaron el sentido de circulación según consiguieron la independencia, como Estados Unidos, siendo ésta una manera más de romper con el país que les había colonizado. En 1792 ya creó una norma de circulación, la cual fueron ratificando cada uno de los Estados en años sucesivos: Nueva York lo hizo en 1804 y Nueva Jersey en 1813, por ejemplo.
Poco a poco se fue generalizando la circulación en el lado derecho de la vía. Sin embargo, Japón, que vivió una autarquía hasta 1868, cuando se abrió al resto del mundo adoptó algunos procederes británicos en la industria, el mundo empresarial y la conducción por la izquierda.
En Europa hubo otros países como Checoslovaquia, Hungría o Austria que tuvieron que esperar a la llegada de la Segunda Guerra Mundial para cambiar la izquierda por la derecha como sentido de conducción.
Pero no todos los cambios se han hecho por la fuerza o para olvidarse del pasado. Suecia fue durante mucho tiempo el único país escandinavo en el que se circulaba por la izquierda. Las autoridades vieron aquí un freno en las relaciones comerciales con sus vecinos, por lo que en 1955 sometió su propuesta de cambio de circulación a referéndum. Fue rechazada por el 82,9% de los votantes. Sin embargo, doce años después, a las 5:00 am del 3 de septiembre de 1967 entraba en vigor la nueva normativa que obligaba a circular por la derecha.
Se creó la Statens Högertrafikkommision para supervisar el cambio y se prohibió la circulación de vehículos privados durante varias horas, en algunas ciudades incluso durante más de 24 horas. Y pese a lo impopular de esta norma, se logró reducir el número de fallecidos, de 99 en 1966 a 59 en 1967, y el de accidentes en carretera, de 1.313 en 1966 a 1.077 en 1967.
Otro país que cambió fue Birmania, ahora Myanmar, en 1970. Fue colonia británica y mantuvo la circulación por la izquierda más allá de su independencia. Sin embargo, Ne Win, estando al frente del Gobierno tuvo una noche una pesadilla y al consultarlo con su adivino consejero le recomendó que cambiara el sentido de circulación del tráfico. Dicho y hecho.

¿Por la izquierda o por la derecha?
Hoy día encontramos diversas paradojas a la hora de conducir. Así sucede en Gibraltar, colonia del Reino Unido en la Península Ibérica, donde circulan por la derecha pese a que el sistema de señalización corresponde al británico; en las Islas Vírgenes, territorio cercano a Estados Unidos donde se conducen por la izquierda los coches importados desde Estados Unidos, con el volante a la izquierda, por lo que la falta de visibilidad hace peligrosa la conducción; o Sudán del Sur, donde se conduce por la derecha, pero tras su independencia en 2005 de Sudán comenzó a importar vehículos de Kenia, Uganda y Tanzania, todos con volante a la derecha por lo que desde hace meses el Gobierno estudia el cambio del sentido de la circulación.
Son muchos los estudios que se han realizado sobre cuál es el sentido idóneo para el tráfico y la conclusión más repetida es la de conducir por la derecha con el volante a la izquierda. El motivo es similar al esgrimido en la época de los carruajes y los caminos de tierra, al haber una mayoría de población diestra, la palanca de cambios se maneja mejor con la derecha y ésta no puede estar entre el asiento y la puerta, sino en el centro del vehículo.




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